Razones y tratamiento

Hecho: al peinarnos, bañarnos o secarnos, se nos caen, en promedio, unos 70 cabellos al día, sin que podamos hacer nada al respecto. Ahora bien: si comenzás a notar que la almohada, el cepillo o el piso de la bañera comienzan a llenarse de pelos -independientemente de la edad que tengamos-, agendá una cita con el dermatólogo para identificar las causas y buscar el tratamiento adecuado para tu caso, y que te permita actuar sobre el problema con la mayor rapidez y eficacia posibles.

RAZONES

En muchos casos, la genética es determinante, y un correcto diagnóstico será clave para alejarnos de soluciones mágicas y tratamientos comerciales y focalizarnos en el mejor tratamiento posible para nuestra situación. No siempre se obtienen los mejores resultados –no son pocos los casos en que el proceso es irreversible-, pero la ciencia avanza y cada día se está más cerca de una solución definitiva.

Además existe otra serie de factores que también inciden en la caída del cabello, sobre los cuales podemos actuar esperando obtener buenos resultados. Veamos:

ESTRÉS: en circunstancias excepcionales -tratamientos especiales, hechos traumáticos o razones emocionales, solo por mencionar las más comunes- podemos sufrir la pérdida súbita de cabello. En estos casos, mayormente temporales, tendremos que apelar a la paciencia y aguardar un tiempo prudencial –entre 6 y 12 meses- para que vuelva a crecer, que puede optimizarse consumiendo suplementos -como el zinc- que aporten vigor y fortaleza al nuevo pelo. Ahora bien: sin ir a los extremos, el estrés diario -del que prácticamente todas somos víctimas- también tiene gran influencia, por lo que será necesario integrar este factor al diagnóstico para determinar si es necesario echar mano a suplementos o vitaminas que puedan ayudarnos.

ALIMENTACIÓN: los malos hábitos alimenticios son uno de los grandes culpables de la caída, y la deficiencia de ciertos nutrientes y vitaminas hace que el pelo se caiga con mayor frecuencia de lo normal. Por eso es fundamental que llevemos una dieta balanceada que incluya pescado, frutas, verduras, cereales, arroz, pasta, hortalizas y frutos secos. Ahora ya lo saben: aquello de “somos lo que comemos” también aplica en este caso, por lo que habrá que tenerlo presente para actuar en consecuencia.

CAMBIOS HORMONALES: tanto la menopausia como el consumo de pastillas anticonceptivas pueden alterar tu cabello. Tu médico determinará si cambiar las pastillas o consumir fármacos que controlen los andrógenos puede ser la solución en esos casos.

ESTILISMOS: en este sentido, es importante tener en cuenta que el uso intensivo de secadores y demás dispositivos que irradian grandes cantidades de calor pueden ser altamente perjudiciales para la salud de tu cabellera en el largo plazo. Si no tenés más remedio que utilizarlos, nunca lo hagas a máxima potencia, y siempre –siempre- utilicen productos que protejan tu pelo del calor.

Es importante que manejes tus expectativas y la ansiedad: en general, los tratamientos hacen efectos recién luego de tres meses. Mientras tanto, se pueden utilizar tratamientos o productos comerciales indicados para tales fines, más no sea para intentar aportar densidad y volumen a tu pelo mientras dejás que la ciencia y la medicina actúen.

Noviembre, 2016.