Cuando el alma baila.

Su amor por el arte y el dibujo es algo innato. Las obras de María Valdés son figurativas pero sintéticas, con una paleta acromática y neutral con muy baja saturación. La figura femenina es lo que las representa, tiene un estilo sumamente definido y, las mujeres que pinta, expresan sentimientos.

El historiador del arte Gombrich decía que el Arte con “a” mayúscula no existe, sino que existen los artistas, y que la definición del arte es en verdad, la que ellos le otorgan. Para Valdés el arte es un medio de expresión. Asegura ser un tanto introvertida y confiesa que es su forma de manifestarse.

Por años María se dedicó a la economía. En su casa de chica siempre se disfrutó mucho del arte y del diseño. Siempre fue una apasionada del dibujo y del diseño de casas, sin embargo, hasta hace pocos años, nunca había considerado dedicarse a su veta artística.

Hace aproximadamente ocho años, ya con cuatro hijos, la artista abandonó los números para hacer Diseño de Interiores en la UDE. Se pasaba las noches en vela dibujando y proyectando. Si bien era algo que disfrutaba con pasión, a los dos años tuvo que abandonarlo porque eran demasiadas sus exigencias. Sin embargo, este período la ayudó a entender que el arte debía ser de alguna manera, parte de su vida.

Hace tres años, Valdés comenzó a asistir al taller de pintura de Santiago García, donde reafirmó su vocación y decidió que esta actividad fuera más que un pasatiempo. Al principio iba una vez por semana en un horario, pero de a poco fue aumentando la carga horaria. Actualmente, también asiste al taller de desnudo de Olga Armand Ugón. Los ateliers son su espacio creativo semanal, si bien le fascinaría poder pintar todos los días y tener su lugar propio para hacerlo.

“María evoluciona rápidamente. Su vocación como artista es notable. A medida que crece, va encontrando su estilo pintando figuras de mujer. Lentamente fue desarrollando su línea de expresión que hoy es muy característica de sus obras, y eso es algo importante. Está en un camino maravilloso y todavía le queda mucho por recorrer.” – Santiago García.

María cuenta que los talleres son espacios libres, en los que cada artista recorre su propio camino y pide ayuda en lo que necesita. Su espíritu autoexigente la llevó a buscar un profesional que respetara esta condición y la ayudara a superarse y perfeccionarse cada día más. Afirma que lo más importante que aprendió en el taller, fue a soltarse.

En su infancia, Valdés hacía ballet. Cuando comenzó a pintar, retomó también la danza e instantáneamente comenzó a soñar todas las noches con bailarinas que hacían piruetas y, consecuentemente, las comenzó a plasmar en sus obras. El denominador común de sus cuadros son las mujeres, algunas más abstractas que otras, pero nunca realistas.

Al principio, sus obras tenían color, pero de a poco lo fue abandonando. Arrancó pintando con carbonilla y enamorada de su trazo, nunca la pudo soltar. Sus cuadros son una mezcla de dibujo y pintura con acrílicos.

El objetivo de sus obras es que generen un sentimiento. Asegura que hay melancolía o pensamientos en las mujeres que pinta. A María le apasiona el arte abstracto pero asegura que aún no encuentra su estilo fuera de lo figurativo. Richard Diebenkorn y Ramón Casas son dos artistas referentes de Valdés, quien ve a otros pintores como una inspiración a la hora de crear.

Este año la creativa siente que encontró su estilo en la síntesis y lo etéreo y, a gusto con sus resultados, abrió una cuenta en Instagram como @mvsarte69 para subir sus obras. Estimulada después de haber vendido su primer cuadro el año pasado, expuso este año por primera vez en el hotel boutique Le Biblo.  

El camino de María recién empieza. Su meta es poder seguir dedicándose al arte, cada día con mayor profesionalismo, porque es lo que verdaderamente le gusta hacer. Su sueño es poder pintar todos los días de su vida y tal vez, poder estar en un futuro cercano en una galería. Hacer cosas que hacen bailar al alma y soñar con el futuro, son siempre el comienzo de proyectos exitosos y que hacen bien.

Por Camila Galfione