El misterio y la seducción del mundo de los vinos en un espacio interpretado por la interiorista María Clara Guerra.

Bar de vinos, inaugurado recientemente en la calle Rostand en Carrasco fue un importante desafío como proyecto de interiorismo no sólo por lo particular de la propuesta sino también porque los socios son varios y aspiraban a un concepto innovador con carácter internacional; Leo Mc Lean, argentino que decidió emprender su sueño en Uruguay involucró al empresario gastronómico Juan Pablo Clerici, al enólogo Gerardo Michelini y a Fernando Deicas.

María Clara Guerra especializada en diseño de interiores se caracteriza por trabajar con diferentes estilos, a diferencia de otros decoradores que son buscados fundamentalmente por una impronta particular. Por eso en este proyecto, el trabajo en equipo fue fundamental. María Clara junto a la arquitecta María Noboa trabajaron con el artista visual Gustavo Genta, con los diseñadores gráficos del Estudio Argo y con Pedro Bonasso en todo lo referente a la madera y con escenógrafos de teatro, entre otros.

En Bar de vinos la consigna fue crear una ambientación que transportara metafóricamente a la persona a un espacio subterráneo, a esa lugar donde nace el vino, en el terroir, la napa freática de tierra donde crece la uva. 

Cada lugar, cada suelo, define el sabor del vino. Y si bien en Bar de vinos hay vinos de todas partes del mundo, se utilizó como referencia para la decoración, el lugar y el suelo de la Compañía uruguaya de vinos del mar, la línea propia de vinos del bar.

Por eso las paredes, en colores tierra y uva, simulan los diversos estratos de la tierra con irregularidades y diversas texturas . Especialistas en escenografía de teatro, utilizaron diversas técnicas para representar la referencia de las texturas que se observaron en las excavaciones de la bodega de la Compañía Uruguaya de Vinos del Mar.

“Queríamos lograr una ambientación única e irrepetible, jamás vista. Por eso pusimos toda la atención en los detalles e invitamos a diversos artistas a crear y aportar piezas únicas para cada espacio”, comenta Maria Clara.

Hay dos fascinantes instalaciones artísticas de Gustavo Genta, una en la barra y otra en la sala vip y se diseñaron personajes que se plasman en cuadros y en los empapelados tanto de la entrada como de los baños junto al Estudio Dargo. 

Los textiles se manifiestan en grandes cortinados que además de decorativos aportan funcionalidad. La idea de generar espacios íntimos y una atmósfera privada en los diversos rincones del bar es parte importante del encanto del lugar. 

Pero el must es la sala para 12 personas que se ubica en el primer piso. El espacio propone la idea de estar dentro de uno de esos piletones que conservan el vino bajo tierra. De ahí los detalles en las paredes que se vinculan con las medidas en hectolitros, etc. Una escultura de Genta de dos olivos en el techo, intervenidos por espejos móviles, encantan y fascinan a la vez. 

Todo está pensado y naturalmente integrado para ofrecer una experiencia y sensaciones únicas. Es la invitación a ir a otro lugar en el tiempo y el espacio. 

Fotos: Elaiza Pozzi – @tanapozzi