Cuidado de la piel

Por Mariella Figueredo.

Hace ya algunos años que el tanning dejó de ser el deporte oficial del verano. ¿Las razones? Harto sabidas: una excesiva exposición al sol, sin la protección adecuada, tiene repercusiones negativas en nuestra salud, generando desde un envejecimiento prematuro de la epidermis hasta cáncer de piel, pasando por arrugas, manchas, quemaduras y un largo etcétera.

Pero tan cierto es lo anterior como el hecho que siempre es estéticamente agradable lucir un tono bronce en nuestra piel, mostrarse al mundo iluminada por ese brillo especial que sólo nos puede dar el bronceado. Entonces, ¿cómo tener lo mejor de estos dos mundos? La respuesta no es otra que un buen autobronceante.

Este producto ha evolucionado sensiblemente en estos últimos años y hoy ostenta fórmulas mejoradas, variedades para distintos tipos de piel y presentaciones para todos los gustos (gel, mousse, toallitas, spray o crema). Y si bien su utilización no es todo lo simple que nos gustaría que fuera, ¡una vez que le agarramos la mano no lo abandonamos más!

¿Cómo utilizarlo?

Siguiendo algunas reglas básicas al momento de aplicarnos el autobronceante, evitaremos ese tono naranja característico -y lo que es peor, desparejo- que todas las que alguna vez probaron el producto supieron padecer.

Un principio fundamental: dejalo en el último lugar de tu to-do list. Para que quede claro: hacé todo lo que tengas que hacerte –sean reflejos, color, manos, pies, depilarte, rasurarte o como se llame- antes de aplicarte el autobronceante. De lo contrario, cualquiera de esos tratamientos pueden disminuir –o anular- su eficacia.

PREPARATIVOS

  • Exfoliación: el autobronceante se empasta en la piel seca y muerta, por lo que es fundamental realizarse un profundo exfoliado en todo el cuerpo -prestando especial atención a codos, rodillas, tobillos y talones- previo a su aplicación. La cara también es súper importante, siendo recomendable la utilización de un limpiador con ácido salicílico y un buen cepillo.

  • Secarse completamente: puede parecer una obviedad, pero muchas veces omitimos este paso clave. Después de la ducha, es necesario secarse bien con toalla y esperar unos 10 minutos antes de comenzar con la aplicación del producto.

  • Barrera: una vez secas y limpias, asegúrense de aplicar algún producto en uñas y cutículas de pies y manos, que funcione como barrera entre ustedes y el producto. Así, evitamos que se decoloren. ¿Una sugerencia? La vaselina es perfecta en estos casos.

  • Suavizar la piel: es necesario aportar un poco de hidratación a la piel antes de aplicar el autobronceante. Lo ideal es utilizar una loción liviana, prestando atención a los lugares más secos y porosos (como rodillas, codos y tobillos) que son los que tienden a quedar más naranja y acumular más producto.

Sublime Bronze, L´Oréal Paris: spray cuerpo. Su difusor con ángulo 360º distribuye la bruma súper fina y provee cobertura continua y pareja. Se seca rápidamente, sin necesidad de esparcir con la mano.

Airbrush Legs, Sally Hansen: para piernas. Cubre manchas, venas e imperfecciones, ayuda a estimular la microcirculación para que tus piernas y pies estén más saludables y se vean más firmes y resiste el agua y no se transfiere. Viene en versión Spray y Loción.

APLICACIÓN

  • Elijan su tipo: si bien los autobronceantes en mousse parecieran ser los más fáciles de aplicar, también es cierto que los sprays son la mejor opción para aquellos lugares de difícil acceso. ¿Lo más importante? Elegir un autobronceante en función de nuestro tono de piel, y no pensando en la tonalidad final que queremos conseguir. Si tienen piel clara, opten por un tono medio y si tienen un tono cercano al color oliva, opten por un tono oscuro.

  • De abajo a arriba: esta técnica les asegurará un bronceado natural y brillante. Con las manos limpias -o guantes de latex, si prefieren-, tomen una cantidad de producto adecuada –no mayor a una cuchara de té- y aplíquenlo con movimientos circulares y continuos. Empiecen desde los tobillos hacia arriba -para prevenir marcas o rayas blancas al agacharse- hasta llegar a los hombros. Dejen los brazos y manos para el final, y lávense estas últimas inmediatamente después de haber terminado el proceso de aplicación.

  • No exageren con la cara: primero, apliquen una cantidad equivalente al tamaño de un diamante en los lugares donde el sol broncea naturalmente: la frente, los cachetes, la punta de la nariz y la pera. Con el excedente, retoquen el resto de la cara, asegurándose de llegar a la línea del pelo y las orejas.

DESPUÉS: 

  • Tómense su tiempo: después de terminar la aplicación, esperen unos 10 minutos adicionales a los que se sugieren en las indicaciones. Idealmente, aplíquense talco de bebé por todo el cuerpo, para prevenir que el autobronceante pase a la ropa. Y tengan en cuenta que, para que el producto pueda “trabajar” correctamente, es fundamental no ducharse en las primeras 8 horas posteriores a su aplicación.

  • Corrigiendo errores: si quedaran manchones o áreas desparejas -puede ocurrir-, frótense medio limón en la zona, y denle golpecitos con una toalla húmeda para remover el exceso o esparcirlo uniformemente, según el caso.

  • Mantenimiento: si bien no es posible asegurar los resultados ni que el bronceado permanecerá todo el tiempo indicado por los fabricantes, sí podemos tomar medidas tendientes a prolongar sus efectos y a mantenerlo uniforme. Para ello, hidrátense continuamente y asegúrense de utilizar un jabón que no sea agresivo y que no contenga retinol o tratamientos para el acné, ya que éstos ayudan a disolver el autobronceante. Una vez que se esté yendo, exfóliense una vez más y vuelvan a comenzar el proceso.

Sublime Bronze Tinted, L´Oréal Paris: crema autobronceadora en tono natural medio. Proporciona un brillo sutil de secado rápido y sin marcas. Obtendrás un bronceado duradero de tinte brillante de estilo spray pero con la aplicación suave y fácil de una loción.

Idéal Soleil, Vichy: autobronceador natural e hidratante 8h. La Vitamina E preserva la naturalidad del bronceado. Desde la primera aplicación, se realza el tono de la piel, sin dejar marca alguna.