“Lo importante es que el arte esté cerca de la gente”, afirma la coordinadora del Instituto Nacional de Artes Visuales del MEC. 

Entrevista por Verónica Massonnier

Silvana Bergson

¿Cuál es tu rol profesional actual?

Hoy estoy coordinando el Instituto Nacional de Artes Visuales del MEC. Depende de la Dirección Nacional de Cultura, y desde el año pasado está institucionalizado por ley. Esto implica muchas cosas, tener un equipo de trabajo dedicado a las artes visuales y su promoción en todo el país, implica tener un presupuesto, una continuidad institucional. Al estar creado por ley nos aseguramos de que aunque cambie la administración las artes visuales y también otras artes -música letras cine artes escénicas que tienen sus propios Institutos-, hoy y todos tenemos la tranquilidad de que estas disciplinas están legalmente establecidas y van a estar siempre dentro de las políticas culturales de nuestro país.  

¿Crees que en el campo del arte la pandemia ha incidido de manera importante?

A ninguna persona del planeta Tierra quedó indiferente la pandemia. Y el arte es parte de la vida. Los artistas son personas muy sensibles y obviamente esto se ve: se ve en las temáticas y en otros aspectos. Hay algunos artistas que al estar más encerrados, algunos por un tema de edad o de salud o por otras razones el encierro provocó que algunos artistas hayan cambiado sus temáticas, su expresiones o su lenguaje. Eso pasó, eso se ve en exposiciones. También se vio lo que implica a nivel económico, la baja de las ventas o el auge de las ventas digitales. Se notó la tendencia mundial a volcarse más hacia el e commerce en todos los rubros. El mercado del arte también lo vivió y eso se ve en las ferias, se ve en las galerías. El mundo del arte no es ajeno a esa aceleración que vivimos con la tecnología. Ese es otro de los cambios que vemos. 

Y hay cambios que capaz que no vemos ahora pero los vamos a ver porque la pandemia no terminó, esperemos que esté por terminar y pasar a endemia, pero vamos a seguir viendo cambios. Otro aspecto fue que los museos estuvieron cerrados y eso implica no sólo el trabajo en solitario y el encierro, con todo lo que implica el contacto con el otro y con la cultura. Fue un cambio muy grande. En Uruguay fue un poco diferente porque los museos pudieron estar bastante tiempo abiertos pero en general en el mundo los museos estuvieron cerrados, los artistas no pudieron mostrar su trabajo, no pudieron ir a las ferias, se cortó la circulación de viajes y las exposiciones internacionales. Ese aspecto afectó muchísimo.

Fotos Elena Caja

¿Qué temáticas se desarrollaron más en estos dos años?

Las artes visuales son un terreno tan vasto que es difícil decirlo pero sí creo que se generó una sensibilidad a repensar la humanidad, a repensar lo vincular, a repensar el vínculo con la tecnología que fue algo brutal. La comunicación interpersonal estaba coartada y nosotros nos vinculábamos por pantallas. Teletrabajamos. Todo esto ya venía dándose pero se llevó a un extremo. Mutó mucho la vida y eso se notó en los artistas que empezaron a reflejar esto en sus obras, en las temáticas. Y otros de los cambios que se perciben claramente es que muchos artistas se volcaron a la tecnología: el auge de los NFT explotó el año pasado. La explosión del los NFT se nota como una gran forma de creación y de comercialización contemporánea. Los artistas pueden usar la tecnología porque es mucho más accesible y también muy intuitiva. Es natural que la usen en video, audio, experiencias inmersivas. Es más democratizante y en especial para los artistas emergentes porque son nativos digitales. Es su lenguaje natural.

¿Qué otra tendencia observas?

Está el fenómeno del arte en la calle, una movida muy fuerte en todo el mundo. Al no poder estar en espacios cerrados el arte salió a la calle en intervenciones urbanas, performances y otras expresiones. Era una forma de salir y los artistas podían mostrar su arte. Eso fue una ganancia de un fenómeno horrible como la pandemia; pero lo bueno fue que soluciones creativas que no estaban tan prolíficas se dieron el año pasado. 

Y el Street art, el arte callejero. El año pasado hubo una polémica importante con respecto al las intervenciones artísticas sobre la ciudad en el espacio público. Me parece muy importante que se de el debate y que al público le importe la ciudad, la arquitectura. Se valorizó mucho la casa y también el espacio público. El arte y el espacio público tienen todo que ver. Históricamente en el espacio público pasaba todo, el teatro los espectáculos el circo. La reapropiación del espacio público es muy valiosa. Acceso popular, democrático y ver que en Uruguay tenemos espacios ricos, tenemos espacio porque somos pocos. Reapropiarnos del espacio público es importante para todos. 

Street art Oslo

Street art San Francisco

¿Qué oportunidades ves para Uruguay? 

Hay nuevas formas de consumo; existe un mundo de coleccionistas, personas que buscan el consumo exclusivo. Se ve en la moda y en el arte, en la gastronomía. Se busca la exclusividad. Surgen los NFT, que vienen para quedarse un tiempo. En Uruguay, en Este Arte pude conversar con Martín Gurvich, el Director del Museo y la Fundación Gurvich. Exhibían un NFT sobre una obra de Gurvich, que se transformaba en una obra en movimiento. Él me decía “Si Gurvich pudiera ver esto!” Hay muchas posibilidades que aporta esta tecnología, no sólo de obras nuevas sino de reapropiación de obras que ya existen. 

Hace una semana tuvimos una reunión con China que tiene una plataforma de comercialización de NFT y están muy interesados en la conexión con Uruguay, y es una oportunidad grande para los artistas uruguayos; se amplía la audiencia que es una de las grandes dificultades que tiene Uruguay, las dimensiones del mercado. Hay artistas que van a encontrar su camino en ese sentido. 

¿Qué desafíos ves para Uruguay en el mundo de las artes visuales?

Uruguay tiene muchos desafíos. Uno es la internacionalización. Hoy llegó la noticia de que una obra de Torres García se exhibe dentro de la colección permanente del MET. Es un orgullo para el país y tiene un impacto grande. En un año determinado circula por el MET un número de personas que duplica la población de Uruguay. Hace tres años Torres García tuvo su exposición individual en el MoMA. Talento hay y de sobra, el tema es encontrar los medios adecuados para lo que suceda. También les va muy bien en el mundo del arte a un conjunto de artistas jóvenes. 

Ya estamos trabajando para la Bienal de Venecia. Uruguay es uno de los tres países de América Latina que tiene pabellón propio, y eso es un privilegio. Permite conectar con los protagonistas del arte y la cultura de todo el mundo. Este año el envío de Uruguay es un proyecto llamado Persona de Gerardo Goldwasser que nos va a dejar muy bien representados. La Bienal de Venecia tiene 600.000 visitantes. 

Este arte 2022

¿Cómo ves el rol de la mujer en el arte? ¿Hay cambios en ese sentido?

Hay una tendencia que vemos en todo, las mujeres vienen trabajando mucho para visibilizarse y generar equidad. Hay movimientos sociales, colectivos, movimientos artísticos. Vemos a diario el cambio en cómo se ve a la mujer en diferentes facetas. Y se ve un acomode de la sociedad en cuanto a los roles, para la equidad y convivencia; eso es muy necesario. Hay más exposiciones de mujeres artistas en todo el mundo, más exposiciones individuales y colectivas. Es una tendencia. Y han cambiado los valores de las obras de mujeres. En Uruguay la exposición de Petrona Viera en el MNAV ha tenido muchísimo público, y es una mujer que no fue reconocido en su momento: es una tarea que han hecho las instituciones y el público lo está recogiendo de buena manera. El mundo tenía un debe con las mujeres artistas, la mujer tuvo que conquistar terreno y hoy se ve como un apogeo de contenidos, de producciones y un montón de espacio. También está pasando con el arte de otros colectivos minoritarios. 

¿Qué proyectos hay pendientes?

Es valioso encontrarnos con una sociedad dinámica que fomente la reflexión. Para este año vamos a proponer un debate sobre el arte público, sobre el arte y la ciudad. En la pandemia se vio que el arte y la cultura tienen una importancia suprema para todos los individuos. Apenas abrieron, el público se volcó a los teatros y a los museos, que se vieron como espacios seguros. El arte siempre es nutriente. Lo necesitamos mucho y hay arte para todos. Todos podemos encontrar diferentes lenguajes artistas y contenidos: niños, jóvenes, millennials, mayores. Lo importante es que el arte esté cerca de la gente. Talento sobra, lo que tenemos que hacer es ayudar a los artistas y trabajar para que conecten con la gente.