Es hora de sacar a la luz una zona de nuestro cuerpo que por lo general es postergada en nuestra rutina de belleza, y más durante el invierno: nuestros pies. Ya se vienen a full las sandalias, los suecos y las ojotas, así que no podés dilatar más el cuidado de ellos para lucirlos impecables.

Cuidarse los pies no consiste solamente en ponerse el esmalte de moda: atrás de unos pies saludables debemos invertir tiempo –y algo de dinero, por qué no- para mantener una rutina de higiene y belleza. No hay nada más feo que lucir pies deshidratados, con uñas desprolijas o mal cuidados, dentro de unas sandalias fabulosas.

Lo ideal es concurrir a la podóloga -o peluquería- para hacerse los pies como se debe, pero debemos complementar el trabajo en casa tratándolos, al menos, una vez por semana. El primer paso es sumergirlos en un recipiente con agua tibia y jabón neutro o antibacterial, y dar un masaje con una piedra pómez; luego, es necesario pulirlos con algún exfoliante o producto abrasivo. Una vez fuera del agua, es importante secar bien entre los dedos para evitar la aparición de hongos. Después, darles una buena dosis de hidratación con una crema preferentemente con silicona o vaselina. Finalmente, llega la parte divertida: ¡esmaltarnos con el color que más nos guste o combine con nuestro outfit! No olvidemos colocar una base tratante y, si tenemos que salir corriendo, es recomendable aplicar algún secante. El “Anit chip coat” de Sally Hansen es perfecto; funciona como acrílico y las seca en 30 segundos, ¡lista para salir a lucir tus pies!

Bonus track: cuando vayan al podólogo es importante cuidar que corten las uñas correctamente, para evitar que se encarnen, y quitar -si es necesario- las asperezas. Y si tus pies están muy secos, el aceite de almendras es excelente; en su defecto, dormí todas las noches -durante una semana- con abundante crema humectante, poniéndote un par de medias gruesas para garantizar los resultados.