ABC: Descanso.

En estos tiempos de agendas recargadas, presentaciones importantes y compromisos ineludibles, tratamos de cumplir con todo -y todos- menos con lo más importante: nuestro descanso. Así, pasamos noches en vela y dormimos poco, creando las condiciones para contratiempos tanto triviales –malhumor, bajo rendimiento, desgano- como complicaciones tan serias como la diabetes, la depresión y el sobrepeso.

Por eso, y para no llegar al extremo de comprometer nuestra salud, es tiempo de repasar algunas claves y tomar nota de algunos tips que siempre vienen bien para favorecer a nuestro más silencioso aliado: el sueño.

THE ESSENTIALS

Empecemos por lo obvio: si consumís cafeína antes de irte a la cama, es casi un hecho que se te dificultará conciliar el sueño. Si sos de las que no puede vivir sin el café o el mate, entonces lo más conveniente será que dejes estas bebidas para la mañana -o luego del almuerzo-, así le das tiempo a tu organismo para que pueda eliminar la cafeína por completa. Y si preferís el té, cuidado: ¡muchos tés contienen tanta o más cafeína que un expreso!

El alcohol -siempre hablando de cantidades moderadas- tiene un doble efecto: una copa de vino, por ejemplo, puede ayudar a relajarte, pero también podría atentar contra un sueño profundo, trayendo aparejado algún sobresalto a lo largo de la noche. ¿Lo mejor? Tomar una copa after office –a eso de las 7 PM-, como para que no influya negativamente en tu descanso.

Y si sos de las que cree que una cena abundante predispone al sueño, pensalo dos veces: es importante que evitemos grandes ingestas, ya que el estómago lleno –y algunas comidas en especial, como la carne roja- repercuten negativamente en el sueño. ¿Qué podés comer? Pasta integral, pollo y vegetales frescos son algunas de las buenas opciones para descansar a lo grande.

DREAM CATCHERS

Incursionar en el mundo del yoga puede ser extremadamente beneficioso para dormir más y mejor. Empezá buscando en Youtube algunos videos instructivos, o pedile a esa amiga yogui que te recomiende algunos ejercicios: con algo de práctica y dedicándole algunos minutos al día, vas a aprender a regularizar tu respiración, reducir la tensión muscular y relajar tu mente, todo lo cual te predispondrá a un buen descanso.

Ahora, si lo que buscás es desconectarte de verdad, nada como la tech detox. ¿En qué consiste? Simple: tablets, laptops y celulares tienen prohibida la entrada al cuarto. Para que funcione, no sirven las excusas: si sos de las que pone la alarma del celular para despertarse, es hora de ir rescatando algún viejo despertado a pila, o bien programar el teléfono de línea para que suene a la hora que necesites; la idea es que te desconectes y dejes de estar pendiente de pantallas, mails y tweets justo antes de irte a dormir, todo lo cual, lejos de predisponerte al sueño, prolongará la vigilia y mantendrá tus sentidos alerta. Y si lo ves imposible, al menos marcate una hora tope de uso, ¡sin excepciones!

¿Y qué pasa con una ducha caliente antes de irnos a la cama? Por más relajante que suene, lo ideal es que lo hagas al menos una hora antes de acostarte: es que aumentar la temperatura del cuerpo previo a irnos a dormir, contrario a lo que podríamos pensar, puede perjudicarnos a la hora de conciliar el sueño.

AMBIENTÁNDONOS

No hace falta recordarlo: la oscuridad es un factor clave, y cuantas menos luces prendidas haya, mejor. ¿Las razones? La luz inhibe la producción de melatonina, la hormona que nos ayuda a conciliar el sueño en forma natural; por ende, cuanta más luz a nuestro alrededor, más tiempo le llevará al cerebro decodificar que no es de día y que ya es hora de dormir.

Otras variables a tener en cuenta son la temperatura – el cuerpo se enfría cuando dormimos, tenelo en cuenta- y los ruidos, que se combaten con lo que tengas a mano: desde buenas cortinas y persianas, ¡hasta tapones para los oídos!

Finalmente, hay una tendencia reciente de incluir aromas en las habitaciones, ya que muchos aseguran que colaboran en la relajación. La ciencia no es concluyente al respecto, así que tendrás que probarlo por vos misma. ¿Cuáles se recomiendan? Los clásicos -lavanda, jazmín, rosas- son una apuesta segura.

En definitiva, disciplinas, ambientes y hábitos, todos en armonía para que puedas relajarte. La clave es encontrar un ritual y una rutina que te funcione, sabiendo que es recomendable irse a dormir siempre a la misma hora y dormir, al menos, 7 horas diarias. ¡Dulces sueños!

Por Mariella Figueredo