Generaciones líquidas y estilos de vida

Cuando el admirado sociólogo Zygmunt Bauman expresó el concepto de “modernidad líquida” tal vez ni se imaginó que varias décadas después el atributo de lo “líquido” siguiera siendo un concepto tan útil, tan rico para entender el presente. En lo “líquido” las fronteras se desdibujan, los límites son borrosos, los cambios son permanentes y es difícil definir. Así está ocurriendo hoy con el concepto de la edad y las generaciones. Por un lado, los adolescentes maduran más temprano y están expuestos a una infinidad de estímulos adultos: la vestimenta es tempranamente sexy y los comportamientos juegan con una independencia que no se concreta del todo pero que se reivindica. Del otro lado, quienes transitan la etapa adulta se identifican con una juventud que se prolonga por más tiempo, tanto en lo visual como en las conductas: hoy desean seguir aprendiendo, emprendiendo proyectos nuevos, descubriendo el mundo.

Algunos idearon la palabra “ageless” para referirse literalmente a un mundo menos preocupado por el cumpleaños; desde ese punto de vista, se cuestiona la idea de decidir a través de la edad qué es lo que “se puede” y lo que “no se puede” hacer. ¿Se es demasiado joven para vivir solo? ¿Demasiado mayor para usar cierta vestimenta? Las definiciones por edad fueron quedando apretadas, y tan obsoletas como las distinciones rígidas en otras materias -así sea la profesión e incluso el género-. Definir por la fecha de nacimiento es encasillar, y nadie desea casilleros.

Helen Mirren / Foto: New York Times.

Madonna

En la vestimenta este fenómeno es evidente, en especial en las marcas femeninas; los locales destinados a mujeres y hombres “mayores” son tan escasos como las marcas de ropa tradicional de bebé: mientras los niños se visten desde muy pequeños con jeans y camperas, hoy es frecuente encontrar en una misma tienda mujeres de edades y generaciones diversas. Existe la creencia subyacente de que mientras algo “quede bien” es perfectamente aceptado usarlo. Las fronteras y los límites son entonces estéticos: si bien no hay un mandato formal asociado a la edad, sí lo hay (y a veces muy severo) en cuanto a juzgar la estética y la armonía del cuerpo con el outfit.

Aunque el concepto “ageless” produce ruido en algunos públicos -que no han dejado de experimentar los prejuicios de otras décadas- el mundo apunta cada vez más a identificarse con estilos de vida más que con edades. La idea de generación queda diluida en la más amplia de lifestyle. La afinidad se reafirma a través de las creencias, los gustos, y en especial las causas a las que se adhiere: estamos más cerca unos de otros a través de las elecciones que hacemos, y cada vez menos por el factor generacional. Este punto es clave para entender la moda y para situarnos en el futuro próximo. Hoy lo cool se identifica en las actitudes y la adaptación a lo nuevo: se valora la capacidad de jugar con la indumentaria, de incorporar ruptura, de expresar la identidad, de aceptar lo diverso, de cuidar el planeta.

Por Vero Massonnier

Iris Apfle / Foto: Athestyleguide.com

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