Los pasos de una cantante.

Cerró los ojos y se dejó ir. La dominó la necesidad de bailar mientras cantaba canciones de Aladín y se sentía plena, como cada vez que lo hacía. Solo pudieron traerla de vuelta a la realidad los susurros de una maestra que le decía “Carolina, Carolina”, con intenciones de hacer que se comportara. Miró para los costados y vio al resto de sus compañeros de tercero de primaria parad

os, rígidos, cantando en el coro. Carolina Gloododtdofsky (22) confiesa que fue humillante, sintió mucha vergüenza pero siempre hubo algo más fuerte en ella que la llevaba a dejar su corazón por completo en el canto.

Nació en Montevideo y pasó su infancia en una casa en Remanso de Neptunia, un balneario cerca de El Pinar. Su madre, profesora de literatura y traductora. Su padre, técnico agropecuario y político. Su abuela, el lugar tranquilo donde puede  procesar toda esa cultura que heredó de sus padres: la música, el cine, el teatro, y las letras.

Su segundo nombre es Scarlett, Carolina Scarlett. Su madre le puso así por el personaje de Lo Que El Viento Se Llevó, novela de Margaret Mitchell. Scarlett O’Hara es un personaje resiliente, que  siempre se levanta a pesar de las adversidades, que nunca se rinde, que culmina la novela con “Mañana será otro día”. Y así es como encaro la vida.

-¿Cómo fue crecer en Remanso de Neptunia, lejos de Montevideo, dónde te movías?

Vivía enfrente a un monte y a un arroyo, rodeada de animales y un ambiente más bohemio. Es de ahí que viene mi espíritu animal. Hoy estudio veterinaria porque adoro a los animales y me brindan mucha paz.

A veces me aburría porque estaba lejos y no podía juntarme seguido con mis amigas. Entonces, me ponía escuchar música. Agarraba los discos vinilo de mis padres y los ponía a todo volumen en un viejo tocadiscos.

-¿No te despegabas del aparato?

No, y cuando me regalaron el famoso discman fue una bendición. Andaba por el jardín escuchando a Britney Spears cantando a plena voz. ¡Por suerte estábamos en el medio de la nada!

-¿Seguís yendo para allá?

A veces voy a inspirarme. Es mi cable a tierra. Tengo mis lugarcitos: voy a la placita que enfrente tiene un muelle, y al lado hay una cancha de fútbol de arena que voy con mi perro. Tengo otro spot que denomino “la islita”. Veo todo … el restaurant Burdeos y las dunas. Hay otro que es una playita chiquita… lejos de toda contaminación visual o auditiva.

-¿Cuáles fueron tus primeros contactos con la música?

Empecé a cantar desde muy chica. En la jardinera, me acuerdo que me pedían que cantara y yo, sin vergüenza alguna, cantaba a Charly García porque mi padre me llevaba a la jardinera en Pocitos, y en la media hora de viaje cantábamos Popo

tito y el Fantasma de Canterville.  Recién fue cuando entré en Prep en el British Schools, que elegí empezar a aprender piano porque cuando fuera grande quería conocer a Charly.

Sin embargo, mi primer disco no fue el de Charly… ese era el tesoro de mi padre. Fue uno de Los Beatles ya que mi tío Alvaro tenía un disco de ellos y yo siempre le pedía que me pusiera Let It Be. Así que me lo regalaron para mi cumpleaños.  Recuerdo perfectamente que era un doble CD con la colección completa con dos manzanitas verdes en la tapa. Luego la obra de “Prep” justo consistía en canciones de Los Beatles y me gocé cantando Desmond and Molly.

-¿Y cómo saltás de Charly y Los Beatles a Britney Spears?

Ese fue mi segundo disco. Yo ansiaba ser como Britney. Mi madre me dijo que me lo regalaba porque se re escuchaba en ese momento.

Mi cuarto estaba empapelado con “posters” suyos y de diferentes músicos. No sé de qué revista los sacaba pero eran páginas arrancadas de Britney con su panza perfecta, y las tenía pegadas en mi pared. Soñaba con el día en que ella me escuchara cantando. Mi cama era el escenario. Mis muñecos de peluche mi audiencia, que se “deleitaban” mientras cantaba en pijamas  a través del típico micrófono rosado de plástico que le regalan a las niñas.

Otro disco que tenían mis padres y que escuchaba seguido era uno de ABBA. Me gustaba mucho la canción The Winner Takes It All, y como siempre fui medio enamoradiza, me armaba todo el drama cantando esa canción.

-¿El tercer disco?

Lenny Kravitz, con el que tuve el honor de tocar en el festival Asunciónico el año pasado.

-¿Así es como entran los musicales en tu vida?

En primaria también estaban los musicales del colegio. Recién en quinto podías participar cantando y yo me hacía muchas ilusiones de llegar.

Cuando llegó quinto íbamos a hacer Peter Pan y a mí me tocó Tinkerbell. Recuerdo que la maestra, Paula Crocker, nos anunció quiénes iban a participar. Llegó mi turno y me dijo “No tenés un rol hablado”. Se me cayó el mundo. Y ahí me dijo: “Pero tenés un solo”. Fui corriendo desde el Junior al Senior a la clase de mi madre gritando “Soy Tinkerbell mamá!” Más de alguna

persona de esa generación seguro recuerda la anécdota. Ahí fue que empecé a ir a clase de canto con Sara Dufau, para poder cantar esa canción.

-¿Después vino Jesus Christ Superstar?

Llegué a primero de liceo y me dijeron que no me hiciera muchas ilusiones. Sin embargo, mi madre, que es mi fan número uno, me presionó para audicionar. Imaginate la sorpresa cuando a los 13 años quedé en el rol principal de una obra de tal magnitud. Tengo que agradecerle a Agustín Maggi por esa oportunidad, que me abrió las puertas al mundo de la comedia musical. Después siguieron Xanadu y All Shook Up. Esa fue la que más me copó de todas, con canciones de Elvis Presley. Después en el IB (International Baccalaureate) hice la materia Teatro nivel superior y me fue excelente. A esa altura yo me quería ir a Nueva York a estudiar, pero me quedé en Uruguay y comencé a estudiar veterinaria.

-¿Dónde entra Yo Me Llamo?

No participé del Fantasma de la Ópera en el British porque en marzo había quedado en un programa de Canal Doce, Yo Me Llamo. Interpreté a Edith Piaf, llegué a la final y salí segunda. A partir de ahí empecé a trabajar: me contrataron muchísimo para cumpleaños de ochenta. ¡A la gente mayor le encanta Edith Piaf y se emociona muchísimo! Incluso me contrataron para cantarle a un señor en Buenos Aires para un cumpleaños sorpresa, ya que había conocido al gorrión de parís en persona.

Mientras hacía el certamen sentía que Edith me miraba desde arriba. Desde entonces ha sido una especie de ángel guardián para mí. Estuvo buenísimo pero no me metería de vuelta en un reality.

-Pero a Nueva York sí fuiste.

En 2016 me fui a Nueva York porque gané un concurso de modelaje, baile, actuación y canto. Yo solo sabía actuar y cantar y, aunque ahora me presto para cosas de modelo comercial, en ese momento me daba vergüenza ajena sacarme una foto. Actualmente me divierte y voy a una producción y me encanta. Sé que no soy la mujer perfecta pero me divierto y siento que pue

do transmitir contenido igual. Lo que yo hago es cantar y me llegaron los seguidores por ahí.

IMTA era un congreso en el que te enseñaban a audicionar. Aprendí mucho y salí primera, además de ser la única que cantó en la entrega de premios.

Después volví a Nueva York a estudiar canto en NYU (New York University)  a un curso de cuatro meses y me dieron una beca parcial para volver pero tengo que buscar sponsors, ya que es carísimo.  Tengo esa beca del New York Film Academy que algún día me gustaría usar pero todavía no he encontrado la solución.

-¿Cómo te integraste a la moda y al mundo de la generación de contenidos?

Por 2017 ya tenía seguidores por el canto, y es cuando me llama Caro Criado para ser Embajadora de su colección de verano 2018. Claramente después de trabajar con una marca como la de Caro, me surgió un sinfín de oportunidades dentro del rubro de la moda, y ahí empecé a considerarlo como laburo.

Me acuerdo que  me llamó Joaquín Figares (jshorke) para hacer un proyecto que se llamaba “Cuatro Fotógrafos y Una Modelo”. Estaban también Eri Werner, Mati Jara y Fede Orihuela que para mí son cuatro fotógrafos referentes del Uruguay. Después de eso ya contaba con cuatro shoots encima, además de algunas publicidades que había hecho.

-¿Tocabas con el Cardumen del Funk?

Sí. Esa banda se formó desde muy chicos, cuando recién empezamos a salir con los chicos de otros colegios, onda a los trece años. A mí me gustaba Pipe Sardina, que tocaba la guitarra. Era el típico amor de banda adolescente, y así formamos la banda que en esos tiempos se llamaba Crash. Siguen habiendo videos de esos toques en youtube.

Tocábamos en los Christian Rock y yo me ponía una campera de cuero; tocábamos covers de Guns´n Roses y ACDC. Ya cuando teníamos 16 empezamos con acústicos y cuando empecé a explotar en las redes nos invitaron a tocar en Hendrix. Hoy hemos tocado en casi todos los boliches de Montevideo y en eventos como el HighBall de Johnny Walker.

También nos surgió la oportunidad de ir a Asunción, a un mega festival llamado Asunciónico. Es como Lollapalooza paraguayo, porque llevan a los mismos artistas. Gracias a eso somos más conocidos en Paraguay que en Uruguay. Fuimos teloneros de grandes bandas como Milky Chance, Gorrilaz, Sofi Tukker, Steve Aoki y Lenny Kravitz.

Esta pequeña banda adolescente fue creciendo con el tiempo. Aún no tenemos temas propios pero estamos en proceso.

-Entonces estás componiendo tus canciones, ¿qué género elegiste?

Soy muy versátil debido a mis raíces en la comedia musical, donde interpreté una gran variedad de géneros musicales con música desde Elvis, Electric Light Orchestra a Chicago. En medio de todo esto, tenía mi personaje de Edith Piaf, y por si fuera poco, tenía una banda de rock que se transformó en una banda de funk. Además, me encanta el soul y el jazz. Cubro todos los géneros. Entonces cuando decidí hacer mis canciones me enfrenté al “¿pero qué quiero hacer?”. ¿Quiero hacer rock? ¿Quiero hacer funk? ¿O me concentro en la música que escuché desde mis raíces?

Soy una persona muy segura pero a la vez muy indecisa. Soy muy de los extremos. No es en vano que soy de Géminis, por ende,  no tengo muchos matices. Por el momento estoy creando tres canciones que no tienen nada que ver la una con la otra. Así fue como concluí que si versatilidad es lo que tengo, versatilidad es lo que voy a mostrar.

-¿Cómo te llevás con la exposición pública?

Cuando sos auténtico y honesto la gente lo aprecia. Sé que jamás vas a poder complacer a todo el mundo, y eso está bien, ya que es lo que destaca a uno. Sin embargo, espero que alguna persona que me siga se sienta identificada conmigo. Exponerme no es algo que me importa mucho y no me quita el sueño tampoco. Lo que no me gusta es tener que estar pendiente todo el día del celular, pero es parte de.

También para componer me estoy descubriendo, encontrándome y definiéndome, cosa que con las redes es bastante imposible. Me voy a tener que desconectar en algún momento para estar conmigo misma porque es algo que te distrae muchísimo. Obviamente, igual tiene su parte positiva. Cuando llegue el momento de compartir mi música sé que mis seguidores la va a escuchar.

Por Federica Bordaberry