¿Es a lo que te referís en el texto de la muestra al escribir “cuándo será el instante en que derive a una u otra transformación”?
Exacto, es eso. Los materiales que están vinculados con nosotros tienen su propia ontología y, a partir de estas nuevas deconstrucciones que estamos haciendo que proponen que no todo tiene que estar sujeto a la sujeta cartesiana de “pienso, luego existo”.
Va de la mano con dejar de lado el antropocentrismo.
Sí, también, no sé si lo lograré, pero la idea es ponerlo en cuestionamiento. El antropocentrismo es una forma de pensar al mundo y de entender el mundo. Entonces me planteo qué pasa con las cosas, con la pintura. Siempre pensamos que el dominio es parte de la excelencia en el caso de los pintores, entonces acá pienso en la contingencia que es el acto de pintar. Además está la pandemia, otra contingencia, y ahora también la invasión de Rusia. Son todas situaciones que se suman a lo que veníamos viviendo, al avance tecnológico. Todo esto marca nuevas pautas de habitar y trabajar.
Entonces, cuando pintamos se generan nuevas contingencias. Ahí surge lo del sensor, soy como un simbionte, parte obligatoria del proceso pero a la vez alerta de lo que me dice el material.
Otra frase interesante del texto que escribiste para la muestra es: “Pintar, en mi aventura como motor de un encuentro voluntario y en ocasiones conflictivo”. ¿Por qué es conflictivo?
El proceso de pintar un cuadro, que puede llevar de dos semanas a un mes, es un conflicto, una pelea. Hay muchas instancias. Una primera, que es una especie de abismo que es la tela en blanco, donde ya sabés lo que querés pero tenés que hacer la primera mancha para ver cómo se va articulando. El final, que es la frutilla de la torta. Y en medio de eso pasan un montón de cosas. Los materiales empiezan a generar distintas vicisitudes que entran en conflicto.
No podés planearlo absolutamente todo.
Precisamente, porque la contingencia no te deja planear todo tal cual. Como dice Cao Fei, la artista china: “La certeza es el nuevo lujo”. Para todo. No hay certeza de nada, es todo día a día.
La muestra se extiende hasta el 11 de abril en Xippas Galleries Punta del Este (Ruta 104, Km 5, Manantiales). Se puede visitar de 16 a 20 h.
Fernado López Lage (1964) es artista y director de la Fundación de Arte Contemporáneo (fac) donde desarrolla tareas como docente y curador. Desarrolla el Programa de formación permanente donde se realizan clínicas de estrategia conceptual artística y proyectos curatoriales bajo su tutoría. Docente en la Tecnicatura en Gestión Cultural de la Fundación Itaú.
Fue jurado en la categoría Artes Visuales del MEC.
En 2017 publica con Edita Estuario, El color Pharmakon, una mirada desde la práctica artística. En 2021 publica con la misma editorial Madmaxismo.
Entre sus curadurías se destacan: CP 2003, de Clemente Padín, en el Centro Municipal de Exposiciones Subte; Vislumbres, de Marcelo Brodsky, en la Fundación de Arte Contemporáneo; Invisible I, II, III y IV, en el Centro Cultural de España, Montevideo; Colección Engelman Ost; Molino de Pérez y Centro Cultural de España, Lima, Perú, Premio Figari 2014, Margaret Whyte, Bordes. Coeditor de Magazine in situ, edición 3; Caballo de Troya, de Carlos Barea, en el Museo Nacional de Artes Visuales.
Desde 1987 participa en muestras individuales y colectivas en Uruguay y el exterior.
@lopezlage