Accesorios, tejidos, indumentaria y piezas tanto en madera como en cerámica hecho por artistas uruguayos que se pueden conseguir en Montevideo.

La velocidad, lo masivo y lo estandarizado comienza a perder protagonismo con los años, cediéndole su lugar a la cultura artesanal. Los proyectos chicos que producen diseños exclusivos e incapaces de ser reproducidos en masa por su complejidad de manufactura, parecían ser cosa del pasado, sin embargo, en los últimos años se vienen proyectando como una importante tendencia del futuro, que parece venir para quedarse.

Dentro de esta corriente en la cual lo “hecho a mano” cobra protagonismo, podemos decodificar “sub tendencias” que se vienen manifestando en los últimos años.

Foto 1: La Pasionaria / Foto 2: Maite Rodríguez

La cultura del reciclaje

La obsolescencia programada forma parte de la cultura masiva. Todo objeto es fabricado para vivir una vida corta y el hombre se ve obligado a descartar con frecuencia. Lo nuevo pasa a tener mayor valor que lo viejo y reparar pasa a ser un acto de poco sentido.

Esta tendencia fue paulatinamente transformando los valores del hombre. La relación del consumidor con los objetos inculcó determinados valores que el mismo transportó subconscientemente a sus relaciones personales. Sin embargo, la nueva corriente que homenajeamos en esta nota viene a poner un fin a este mundo descartable.

Si bien los productos todavía no han dejado de armarse para desarmarse, hay un cambio de mentalidad en el consumidor que encuentra la creatividad en la ruptura y combate contra la corta durabilidad de los objetos. Esta es la cultura del reciclaje, que busca darle una nueva vida a los objetos, otorgándoles una impronta única y renovada.

En el mercado local, hay dos grandes talentos que se dedican al arte del reciclaje. Por un lado está María Lasarga, quien transforma piezas de porcelana en joyas. Muchas de sus clientas llegan con preciada porcelana rota y salen con una joya que la guarda en el recuerdo por siempre.

Por otra parte está Maite Rodríguez en el Tailor Shop de Levi’s. Ella se dedica a reciclar y costumizar jeans de clientas de la firma, convirtiéndolos en piezas únicas y renovadas. Maite enfatiza en la idea de contar un pedacito de la historia de la clienta en en la prenda que recicla.

Foto 3: María Lasarga / Foto 4: Elena Caja

Nuevos valores del consumidor

Con los años, el hombre comenzó a enterarse de lo que había detrás de los productos masivos y empezó a ser consiente del impacto social y medioambiental que éstos producen, lo cual despertó nuevos valores en el consumidor.

A su vez, los clientes desconformes con los altos precios o la baja calidad, comenzaron a cuestionarse el valor de los productos que consumen o, sorprendidos por los bajos precios, empezaron a cuestionarse en qué condiciones se produce lo que compran.

Los nuevos valores del consumidor se basan en saber quiénes están detrás de los productos que adquieren, porqué salen lo que salen y qué impacto tienen.

La firma de indumentaria americana Everlane es líder en Transparent Pricing, esto significa que la marca coloca en cada prenda que produce el costo detallado y el porcentaje de ganancia que tiene sobre la pieza. Esta es una destacada tendencia actual.

Alineada a los nuevos valores del consumidor, vale destacar la campaña “¿Quién hizo tu ropa?” que remarca la importancia de saber en qué condiciones se produce la lo que uno consume.

Lo “hecho a mano” cumple un rol importante ante estos nuevos valores. Cuando el consumidor compra un producto artesanal, la mayoría de las veces conoce las manos detrás del diseño, puede visualizar la relación entre el trabajo manual y el precio final y, generalmente, al no ser un bien industrial, no tiene alto impacto ambiental.

El valor de lo único

La magia del producto artesanal está en su singularidad. Por más de que se realice más de un modelo, la técnica jamás permitirá que éstos sean exactamente iguales. En Europa hay una gran atracción por las artesanías latinoamericanas. Acostumbrados a un mundo industrializado, resurge una valoración por lo hecho a mano.

Llegamos a un momento en el que las personas se uniformaron con la indumentaria y los hogares con la tendencia minimalista. Los productos únicos, aquellos que no se consiguen en cualquier tienda, son una briza de aire nuevo y refrescante para muchas personas, que lentamente descubren el valor de la autenticidad.

El ecoprint es una técnica de estampado sustentable que trabaja con los tintes naturales de las plantas. Este método produce resultados únicos y con una fuerte impronta artesanal y, marcas locales como Calmo y Cerrito de Indios logran una distinguida identidad utilizando esta técnica.

Una nueva forma de lujo

El lujo de antes se basaba en tener lo que los demás tenían para marcar cierto status y en mostrarlo sobre el cuerpo de uno, en prendas de vestir o en joyas. Hoy el lujo está en tener cosas únicas. No está en mostrarlo encima de uno, sino en nuestros bienes. Hoy no sólo nos vestimos a nosotros mismos sino que vestimos a nuestros celulares y computadoras con protectores personalizados y a nuestros hogares con una decoración que representa nuestro estilo de vida.

El lujo de hoy se basa justamente en “darnos lujos” y no en demostrar lo que poseemos. Hoy, muchos prefieren mostrar otras cosas, como su creatividad, su excentricidad o rasgos que hablen de su personalidad.

El lujo ya no está en algo que todos tienen sino en cosas que nadie tiene. Está productos de minucioso trabajo manual, perfectos por su imperfección y costosos por su creatividad, dedicación y exclusividad y no únicamente por un extremadamente lujoso material.

Por Camila Galfione

Cerrito de indios

Mauricio Kolenc

Manuelita Ponce de León

Elena Caja

Calmo

Paulina Gross