El debut de Nicola Glass nos da una visión optimista con respecto al futuro de la firma.

Flores, lunares y cuadros creando patrones regulares, jerseys tradicionales en tonos inusuales y coloridas bandanas con lentes de sol, sorprendieron en la última pasarela de Kate Spade con su radiante vibra.

Después del aparente suicidio de Spade el mes de Junio, todas las miradas en esta New York Fashion Week estuvieron puestas en la firma, ahora dirigida por Nicola Glass.

En cada asiento del desfile hubo una tarjeta que decía “She left a little sparkle everywhere she went”, refiriéndose a Kate. En esta misma frase se basó la colección que homenajeó a su creadora con brillo, color y alegría.

Glass se unió a la firma en enero de este año. Anteriormente, trabajó como vicepresidente en el departamento de accesorios de Michael Kors y estuvo en Gucci en la época de Tom Ford. Estas dos firmas dejaron una evidente huella en el estilo de la diseñadora.

El violeta, el rosado y el azul en todas sus gamas, el amarillo, el verde, el camel y una paleta complementaria en escala de grises definieron la llamativa colección. Crop pants, vestidos románticos, frunces, mini bags características de la firma, lazos al cuello y faldas cortas abotonadas en el centro se complementaron con prendas un tanto más tradicionales como trajes a cuadros, trench coats, botas de caña alta y chalecos en jacquards creando patrones regulares con motivos florales.

Los bolsos fueron un ítem a destacar. La apariencia artesanal lograda a través de las nuevas tecnologías es un concepto que recién empieza y un fuerte indicio de lo que se viene a futuro.

No es fácil llenar el vacío de diseñadores con tanta energía como lo era Kate Spade, sin embargo, un homenaje a su brillo con una colección llena de color fue la propuesta más acertada y honorable. Después del terrible fallecimiento, Glass logró transmitir una mirada optimista con respecto al futuro de la firma.

Créditos Fotográficos: www.vogue.com

Por Camila Galfione