Entrevista a Florencia Duarte.

Por Verónica Massonnier

Florencia Duarte es médica estética y proviene de una experiencia profunda en el área quirúrgica. La medicina estética en Uruguay no existe como postgrado y ella se ha formado en varios países del mundo integrando tratamientos y avances en el tema, por lo cual se considera “un híbrido”.

Nos relata los profundos cambios transcurridos en estas décadas. En 1998 era todo quirúrgico: la mujer acudía a hacerse un lifting a los cuarenta años o más. Hoy hay una total renovación en la tecnología, más fórmulas, los hialurónicos se han reconvertido, la industria farmacéutica ha invertido mucho en investigar cómo el tiempo afecta la dermis, por qué se afloja la piel, buscando comprender esos cambios y cómo revertirlos. En palabras de Florencia “hoy una mujer de cuarenta años no se hace un lifting”. 

Hay un auge de lo preventivo. “Tenemos 25 años de experiencia con el bótox y cómo mejora las líneas de expresión”. Y observamos cómo la paciente que hace un mantenimiento con láser todos los años mantiene una piel más sana.

“Se buscan técnicas menos invasivas y que minimicen el tiempo en el que tiene que ausentarse del trabajo u otras actividades: la paciente quiere venir al mediodía, volver al trabajo y no tener hematomas u otras señales”. 

Florencia relata que tal vez la pandemia, con su intensa exposición visual, ha incentivado a un conjunto de mujeres en el entorno de los cincuenta que nunca habían incursionado en la medicina estética y hoy acuden en busca de soluciones: ese cambio llegó para quedarse. “Me gusta subrayar el concepto de embellecimiento, no el antienvejecimiento; no se trata de transformar la cara de cincuenta como si fuera una niña de quince sino buscar los detalles para ajustar y mejorar”.

Ha crecido mucho la participación masculina y hoy existe un grupo de hombres y mujeres que se cuidan en su alimentación, en sus hábitos, en su alineación a la moda; buscan el consumo de nutricosméticos, antioxidantes, colágeno. “Son pacientes muy informados, que comparan con clínicas europeas y están alineados con la tecnología a nivel mundial”.

“Actualmente el hombre está en el entorno del 20% de los pacientes, y relajadamente aceptan el cuidado estético en la clínica, así como el uso de cremas. También hay un boom de los implantes capilares y todo lo relacionado como la masoterapia”.

Además de lo facial existe el cuidado corporal. “Hay pacientes que vienen todo el año a tratamientos corporales, que son también las que todo el año tienen un cuidado en la alimentación y en la actividad física. Se incorpora una ginecóloga que trabaja el tema del piso pélvico tanto en madres recientes como en la menopausia, y esos temas están dejando de ser tabú”.  

“Y hay un público femenino joven, de treinta o menos, que llega con mucha información y es exigente. Saben de tendencias, entendieron perfectamente el tema de la prevención, estudian y demandan en estética. A veces las freno porque son muy audaces para hacerse cambios estéticos”. 

Dentro de las técnicas más demandadas, Florencia subraya: “Hoy el público quiere algo sin dolor, sin agujas. Quiere atender las adiposidades localizadas y la celulitis, y para eso hemos traído un nuevo equipo especializado. En cuanto al rostro quiere especialmente láseres que cuidan la calidad de la piel, aspira a verse natural y reducir el ausentismo laboral, llegar a mediodía y luego seguir con sus actividades diarias”. También se han incorporado con fuerza los hilos faciales, que proporcionan una bio estimulación y aportan mucho colágeno. El lifting se hace en menor medida y en muchos casos las pieles llegan más cuidadas, por lo cual requieren ajustes más puntuales. 

“En cuanto a los ácidos hialurónicos vamos a vivir una transformación con productos llamados híbridos. Las empresas europeas están invirtiendo mucho en productos que no sólo proporcionan un relleno a término, sino que esta nueva generación de productos aporta una huella mucho más perdurable”.  

Nos espera una medicina estética que apunta la prevención y el estilo de vida, aceptando los tratamientos periódicos como parte de un proceso permanente de autocuidado.