Las psicólogas Irene Fleurquin y Sandra Kiriakidis, desde su proyecto Nuez, aplican el test BTSA en adolescentes y también a nivel laboral.

Si uno se detiene por unos minutos a contemplar el juego entre niños, la riqueza de información que se desprende del mismo, es un deleite. Desde sus primeros años ya se aprecian gustos. Sensibilidades. O quizás hasta vocaciones.

-“¡Cuando sea grande quiero ser bombero!”

-“Yo, quiero hacer experimentos con tubitos, muchos líquidos de colores y fuego.”

-“Y yo, y yo…¡quiero agarrar a todos los perritos de la calle que están solos, y cuidarlos mucho”.

Muchos de esos niños posiblemente mantengan durante toda su escolaridad, hasta el momento de elegir una carrera, esa misma tendencia. Para otros, aquellas frases lanzadas a los siete años con toda la adrenalina e inocencia de la niñez, quedarán en el olvido.

Pero llegado el momento del bachillerato, cuando el adolescente tiene que optar por una orientación que luego lo habilitará para entrar a tal o cual facultad, en plena edad de cambios hormonales y de inseguridades, en muchos casos crea desasosiego y angustia. Y no solo a ellos, sino a sus padres.

Por eso vimos interesante y de gran aporte tener una charla con las psicólogas Irene (Cuqui) Fleurquin y Sandra Kiriakidis. “Hace unos cinco años, aproximadamente, nos encontramos ante el cuestionamiento:´¿Habrá algo nuevo, enriquecedor, que ayude a los chicos en su búsqueda de dar respuesta a su orientación vocacional?´ Posiblemente el disparador que nos llevó a las dos a  hacernos casi al mismo tiempo esa pregunta, fue la etapa que estábamos a punto de iniciar, nuestros propios hijos ingresando al mundo liceal”, comenta Irene.

Así fue que llegaron al BTSA (Benziger Thinking Style Assessment), “una herramienta poderosa y muy enriquecedora, que ayuda al auto-conocimiento en una etapa en donde muchas veces falta o se hace difícil tener una mirada reflexiva, por las características propias de la etapa evolutiva en que se encuentran los chicos”, según palabras de Irene.

“Tanto a Sandra como a mí nos encanta el innovar, el buscar nuevo sentido a las cosas, el cambio, el crecer como personas, y la capacidad de percibir las necesidades del medio intentando dar una mano, una respuesta”, agrega Irene.

Algo tan delicado y que requiere tanta paciencia, como trabajar con adolescentes, ayudarlos a re-pensarse, estas dos psicólogas lo hacen con un amor, una dedicación y un compromiso infinito. Por eso ellas son tan felices cuando los adolescentes hacen su “¡eureka!”. Misión cumplida.

Dress: El ser mamá de adolescentes las hizo tomar conciencia de que en el medio uruguayo faltaba una buena orientación vocacional…

Irene Fleurquin: Sí, queríamos dar otro enfoque a las orientaciones vocacionales que se venían haciendo, y nos pusimos manos a la obra. Hicimos un trabajo de exploración e investigación de cómo se estaba trabajando en este tema no solo en nuestro medio, sino también en Europa y Estados Unidos, y dimos con el BTSA. Nos fuimos a Buenos Aires a recibir una capacitación, y a partir de ahí empezamos a “diseñar” cómo sería nuestra metodología, plan de acción y trabajo con los chicos/as en el proceso de orientación vocacional.

D: Origen del BTSA

IF: Es una herramienta basada en el estudio de las neurociencias, y fue creada por la Dra. Benziger (neuróloga investigadora americana); su gran aporte fue darle un fundamento científico a las teorías y conocimientos de Carl Gustav Jung sobre las tipologías de personalidad.

D: ¿A qué apunta?

IF: El proceso de orientación vocacional que nosotras realizamos (decimos proceso ya que comienza cuando nacemos, ¡pero puede seguir durante mucho tiempo!), tiene dos pilares fundamentales, y tiene que ver con una mirada hacia adentro:

Uno es el auto-conocimiento, en donde el chico/a logra encontrar sus fortalezas, sus talentos, su perfil de pensamiento y sus áreas que le cuestan más, las que son más débiles.

El segundo es el de los intereses o gustos.

Para luego ir hacia afuera y ver qué carreras o tecnicaturas hay, que sean más idóneas para el perfil de cada chico/a.

D: A grandes rasgos, ¿qué nos aporta este test?

IF: Podemos mencionar que nos da información sobre la dominancia natural cerebral de la persona, cómo piensa, actúa y percibe el mundo; sus talentos, sus debilidades, si esa persona está desviando su perfil natural, su tono emocional y su grado de extroversión e introversión.

D: ¿Cómo es la metodología de trabajo?

IF: Son entre cinco a seis encuentros de una hora aproximadamente cada uno. En ellos se trabaja con la aplicación de algún test de intereses, con el BTSA (lo completa desde su casa vía online), y entrevistas de coaching. Al, finalizar se realiza una devolución al chico y a los padres.

D: Rango de edad en que se aplica…

IF: Tenemos consultas de chicos de 15 años (están en 4to. de liceo) en adelante. También adultos que quieren hacer cambios, porque no se sienten del todo realizados en lo que están haciendo. Se aplica mucho a nivel laboral, en empresas en donde se quiere potenciar el trabajo de alguien, en donde se tienen que formar grupos de trabajo y se necesitan determinados perfiles; también a nivel de terapia familiar sistémica o individual.

D: Los adolescentes para ustedes…

IF: Son increíbles, sin filtro, con tanta energía pro-activa, ganas de cambiar el mundo… Con muy pocos prejuicios y con esa pulseada entre la dependencia-independencia, “soy grande y chico a la vez”. Muchas veces los adultos somos desmemoriados en este sentido, y nos olvidamos que también pasamos por lo mismo.

D: ¿Una persona puede tener muchas vocaciones?

IF: La palabra vocación proviene del latín, “ vocatio,” que significa “llamado interno hacia algo”. Esto se hace evidente al ver ya desde chiquitos cómo cada uno tiene tendencias diferentes a la hora de su juegos, sus preferencias, sus rechazos…Existe la tendencia hacia algo, y luego el ambiente, los estímulos o la falta de ellos, las percepciones de los demás, las experiencias de vida, van como “puliendo” y definiendo más esas primeras tendencias.

Sin duda hay personas que tienen varios intereses, que va de la mano también con un estilo de pensamiento, personas que son curiosas, que les gusta cambiar, les atrae lo nuevo, lo diferente.

D: ¿Puede pasar que alguien no tenga vocación?

IF: Hasta el momento no nos ha pasado. Sí pasa que si la persona está atravesando un momento en donde su tono emocional no es el mejor, le es difícil hablar de un futuro, proyectarse y analizar qué cosas le gustan, porque su energía pasa por otro lado.

D: ¿Una persona puede tener tantos intereses que quizás le guste de todo un poco, pero no como para focalizarse toda la vida en una sola cosa?

IF: Hay veces que todos los intereses no es posible encontrarlos en una sola carrera, pero sí se trata de encontrar la mayoría. Y después se aconseja tener hobbies que tengan que ver con sus gustos.

Nosotros nos alineamos mucho con la idea de Confucio: “Elige un trabajo que te guste, y no tendrás que trabajar ni un solo día de tu vida”. Es la idea, el buscar aquello que nos apasiona, que nos llama, que cuando estamos en eso, el tiempo se nos pasa volando. Es ahí donde están los talentos de una persona, eso que nos sale naturalmente, sin obligaciones, y nos genera lo que llama el psicólogo americano Mihaly Csikszentmihalyi, “un estado de flow”, fluir, de mucho bienestar.

D: Hoy día hay mucha opción para estudiar. ¿Lo ven como un pro o como un contra?

IF: Como algo súper positivo. Yen general los chicos vienen con la idea de seguirse perfeccionando y especializándose. Es como que van haciendo su “menú a la carta”, siempre con una carrera base.

D: ¿Feedback?

IF: ¡Este año se estarían recibiendo los primeros “orientados”! Lo que resaltan algunos de ellos es que los ha ayudado a conocerse, y para nosotras ese es el mejor indicador. Creemos que se quedan conformes, ya que luego nos recomiendan a amigos o conocidos.A esa edad, que uno recomiende a otro para que “vaya a una psicóloga”, no es algo menor. 

D: Reflexión final…

IF: Como algo a tener en cuenta siempre, en el transcurso de la vida, es no violar nuestra esencia, ser uno mismo aprendiendo a transar con nuestras debilidades, conviviendo de manera armónica en el lugar que nos toca estar, intentando siempre llegar a ser el mejor proyecto de nosotros mismos.

 

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Por Dolores de Arteaga