Una prenda plena de significados.

Por Verónica Massonnier

En estos días hemos recibido una colección de kimonos japones que deslumbró a todos aquellos que fueron al MAPI a visitar la exposición. El kimono, una prenda de vestir que tiene significados tan especiales, nos motivó para esta nota y tuve la suerte de hacer varias entrevistas con personas que han conocido muy de cerca la cultura japonesa.

Me contaban que en las grandes ciudades solamente las personas de perfil muy tradicional lo usan de manera cotidiana y se pueden ver en las calles. Para las demás es un traje ceremonial, reservado para ocasiones especiales: el pasaje de ser una niña a ser una mujer (el equivalente a las fiestas de quince años en nuestra cultura), la graduación (y aquí ocupa el lugar de nuestra toga y el birrete que vuela por los aires cuando alguien se gradúa), y así con cada una de las “ceremonias de pasaje”. Marca los momentos especiales de la vida y constituye una prenda de valor simbólico que se elige con mucho cuidado. 

A la vez, el kimono está integrado por varias capas y es fundamental saber colocarlo: es una prenda que comunica mensajes. Por ejemplo se usa de manera diferente si la mujer es soltera o casada, y es muy importante la forma en que se pliega. Se elabora con telas delicadas y costosas y por ello quienes lo han vivido nos cuentan que llevarlo es un placer muy especial. La textura, los colores, el tamaño de las mangas que flotan separadas del cuerpo, los bordados y detalles son un placer para los sentidos. 

En la primavera las telas cambian de colores y los estampados se llenan con la flor del cerezo. Esa flor, emblemática y hermosa, es una señal del cambio de temporada y de la alegría de una naturaleza que se vuelve esplendorosa. En ese momento es habitual el paseo a los parques llenos de los árboles en flor y existen fiestas para celebrar la llegada de la primavera. 

¿Qué sentimos nosotras, mujeres occidentales, ante este relato? ¿Experimentamos la sintonía o lo vemos como algo muy lejano? Yo creo que tenemos una gran sintonía en el concepto del vestuario especial, del cuidado con que se elige un vestido para las ocasiones de valor simbólico. También nosotras experimentamos la belleza de las texturas, colores y bordados de las telas. También eso nos conecta con un sentimiento muy fuerte de que estamos llevando una prenda que nos embellece pero que también es hermosa en sí misma, como una obra de arte. 

Esta temporada primavera verano nos presenta con mucha fuerza la moda de lo que nosotros llamamos kimonos: prendas largas, en general de mangas amplias, que se llevan sobre el vestuario de playa o el vestuario de noche. El kimono es también para nosotros esa prenda protagónica que marca el punto central de la mirada, que nos viste de manera completa y que genera un outfit diferencial. Atención entonces a la tradición japonesa que nos inspira para integrar parte de sus códigos en nuevas interpretaciones, en las que siempre lo esencial es la belleza, el protagonismo de la prenda y la delicadeza de las telas. Es visual pero también es textura, y genera el placer sensorial de llevarlo.