Del 22 al 27 de mayo, se llevó a cabo en la Ciudad Vieja de Montevideo la segunda edición de MOLA 2018, el evento de diseño y sustentabilidad de la Fundación entre Soles y Lunas.

Se produjeron una serie de actividades y encuentros muy interesantes, con un clima humano de alegría y fraternidad, tal vez por la escala de valores compartida. Hubo disertaciones de expertos internacionales, talleres, presentación de proyectos y varias instancias de “reapropiación” de la ciudad. Así, no solamente se habló de sustentabilidad en relación con la moda, sino que se mostró cómo se puede dar una nueva mirada a los espacios públicos: destacó la inauguración en el Cabildo, el paseo de compras en el Museo del Carnaval, la activación en las calles de la Ciudad Vieja y la gala final en el Teatro Solís -espacios emblemáticos tomados por una dinámica renovadora-.

Eduardo Iracheta -de España- dio una charla sobre la gestión del agua; Giusy Bettoni -de Italia- habló sobre economía circular y textiles inteligentes. Finalmente Evelyn Mora -de Finlandia-, creadora de Helsinki Fashion Week, aportó varios conceptos de consumo consciente y de cómo las nuevas generaciones expresan estas convicciones a nivel cotidiano.

Se presentaron propuestas muy interesantes, comprometidas con los conceptos de la sustentabilidad. A nivel local destacaron marcas que ya tienen una identidad propia como Inner, María Bouvier, Gaia, la recién nacida Cerrito de Indios y otras. También estuvieron presentes la Escuela de Peter Hamers y el Instituto Strasser. De Argentina hubo varios destaques, como Lucía Chain, Natsue Kiyama y Mailen Calvo con sus interesantes reciclajes. Lo más atractivo, además de las prendas y texturas, es sentir que se puede hacer algo acorde a ciertos valores, y pensando en el ecosistema humano y planetario.

Lo difícil, como señalaron varios de los expertos internacionales, es hacer rentables estos proyectos a nivel comercial. Pero atención: en el mundo está creciendo el interés hacia la mirada sustentable, y esto claramente le agrega una perspectiva “cool” o “trendy”. El punto es que todavía tenemos un gran desafío para hacer que estos procesos se puedan replicar a gran escala. Por eso, algunas marcas pequeñas tienen una ventaja comparativa en la medida que logran ser emblemas de la tendencia, mientras que otras tienen grandes dificultades para transformar todos sus procesos en la cadena industrial: requiere un gran compromiso, y de acuerdo con la experta finlandesa, no es fácil ni barato.

Por Verónica Massonnier