La doctora Margarita Ramírez nos despeja todas las dudas sobre los tan en boga hilos tensores.

La charla fue en la oficina de Pocitos de la doctora Margarita Ramírez. Piqui, como le dicen en confianza. Café en mano, risas a borbotones, es imposible no sentirse a gusto con ella ni bien la conocemos. De esas personas que desde el “hola” ya te genera confianza plena, al punto de “me haría todo con ella”. Porque es una persona sólida como ser humano y como profesional, detalles no menores a tener en cuenta en una “tierra de nadie” como es hoy el mundo de la estética en nuestro país.

Margarita es médico endocrinóloga, especializada en medicina estética. “Me apasionó mi carrera de medicina. Todo el mundo me pregunta: ´¿Qué hacés haciendo estética si estudiaste medicina?´ Es que nada como patear el tablero y hacer lo que te gusta.”

El tema que nos interesaba hoy, eran los mal llamados, según Margarita, “hilos tensores”. Porque uno se quedó con el recuerdo de aquellos hilos de oro, que llegaron a fines de los años sesenta, con Catherine Deneuve como su principal bandera. “No eran de oro, eran con metal. Ahora es una técnica completamente distinta, así como su resultado. Antes no eran reabsorbibles, quedaban en el cuerpo para siempre.”, agregó la doctora.

Dress: ¿Por qué implementaste los hilos como tratamiento estético?

Margarita Ramírez: Tengo como una obsesión por aprender, ir a cursos, congresos, estar al día. Y entre todo eso aparecen los hilos, que estéticamente quedan divinos.

D: Contame algo de estos hilos.

MR: Es hilo de PDO (polidioxanona), material muy noble que se usa para suturas cardíacas, absolutamente hipoalergénico, reabsorbible y no deja rastros en el cuerpo. Duran doce meses, porque si duraran eternamente estos serían de oro de verdad, y valdrían oro (risas). Levantan y estimulan. Se hacen sumamente seguros para trabajar con cánulas.

Hay dos grandes grupos, y ahí tenés distintos tipos de tamaños, largos, grosores.

Están los hilos con espículas para cinchar, que son los más gruesos y potentes, cuando se necesita levantar volumen. Además, tienen la propiedad de la bioestimulación, estimulan el tejido. Por ejemplo, marcar una mandíbula, levantar una papada o unos pómulos.

Y el otro grupo son los hilos monofilamento, de una sola hebra, son finitos y no tienen espículas, para poner todo alrededor de los ojos, párpados, ojeras, bolsas; es para reforzar todas esas áreas, por ejemplo cuando la persona tiene muchas rayas y ahí no podemos poner botox. Los usamos para bioestimular, haciendo mallas con los hilos en diferentes sentidos.

D: Qué interesante lo de la bioestimulación.

MR: La bioestimulación del hilo se les ocurrió a los coreanos, por eso las marcas de los hilos en todo el mundo son coreanas. Ellos saben que con la aguja estimulan unas proteínas que están entre medio de los tejidos, entre las células y las fibras. Por ponerlo nomás, ya estimulás el tejido, pero al ir torneando el hilo estimulás más todavía. Es la teoría de la acupuntura. Empieza la formación nueva de colágeno, de fibroblastos. Ahí está la doble función del hilo, la bioestimulación y la remodelación, el reposicionamiento.

D: ¿Cómo es el procedimiento en general?

MR: Cuando ponés el hilo grueso se entra con una cánula (el hilo ya viene adentro de esta última, sellada y envasada al vacío). Hacés un puntito con anestesia, el agujerito por una punta, y entrás con la cánula, que es como si fuese una lapicera finita con la punta cerrada; la punta es mocha, no tiene filo, no pincha, no corta (no hay riesgo de roturas de arterias, de venas ni de nervios; obviamente, manos experimentadas). Entonces yo te pongo el hilo, traca, traca, traca, saco la cánula y quedó el hilo adentro. Simplemente vas a entrar entre tejidos, entre la piel y el músculo.

D: Llega una persona y te dice que se quiere poner hilos.

MR: Primero hay que evaluar previamente, poner el ojo clínico a ver cómo está la piel. Lo invasivo, como los hilos, lo dejo para lo último. Hoy, en estética, cuando nos enfrentamos a una cara, primero se trata la parte del tejido para que la piel quede natural, linda.

El cuidado de la piel es la base de la pirámide. A través de tratamientos cosmetológicos, médicos y a domicilio. Ni uno más importante que el otro, simplemente hay que hacerlos. Una microdermoabrasión, un buen peeling, una radiofrecuencia suavecita, una mesoterapia, una luz pulsada.El de domicilio es fundamental, cuidarte la cara diariamente no le gana a una toxina botulínica, a un ácido hialurónico. Un lavadito y una cremita básica, no estamos hablando de pociones mágicas. Primero trabajamos la parte que vamos a invadir,y después recién venimos los médicos con lo invasivo, “a pinchar” como quien dice.

D: Son como pasos a trabajar…

MR: Sí, pero a veces no tenés que hacer todos los pasos por separado, se pueden ir montando unos con otros, pero con cierta prolijidad.

Primero trabajás los tejidos, la propia piel, el tejido conjuntivo. Después reposicionás (a través del ultrasonido focalizado, los hilos), finalmente revoluminizás. Cuando reposicionamos ponemos todo en su lugar, levantamos, vuelve el tejido de mayor consistencia (y ahí evitás los rellenos, que dejan las caras hinchadas). Y lo que falta, que con los años empieza a faltar, tocás con un poco de ácido hialurónico, dando volumen donde falta, siempre lo mínimo posible.

Los hilos son un pilar de los tratamientos, lo último que utilizás.

D: En el cuerpo, ¿también se colocan?

MR: En general se hacen en brazos, abdomen, piernas, rodillas, entrepiernas, y la cola. También se hacen en senos, pero yo por ahora no.

D: ¿Qué dudas plantea la gente ante los hilos?

MR: “Al año, ¿se me cae todo?” Y yo les explico que es gradual. Aclaro que al menos los que yo uso, están aprobados por el Ministerio y por la FDA (Food and Drug Administration). Bien puestos y administrados, son seguros. A veces me preguntan: “¿Me voy a hacer adicta?”¡No, no genera adicción. Te vas a ver linda, y la necesidad la generaste!¡Y ahí yo no tengo nada que ver! (risas)

D: ¿Es doloroso el procedimiento?

MR: No, nadie salió corriendo todavía (risas).  Anestesia local en el punto de inyección. Y yo les voy avisando en las zonas donde sé que va a doler un poquito.Generalmente la gente te dice que no le dolió.

D: Es ambulatorio, ¿no?

MR: Sí, ese día les decís que por dos días no hagan deporte, pero nada más. Es un tratamiento que vienen, les pongo los hilos en una hora aproximadamente,y se van con un agujerito como si fuera la picadura de mosquito. No hay puntos, no hay nada. Yo tengo juezas, abogadas, que vienen acá antes de ir a trabajar o a la hora del mediodía, y después se van o vuelven a trabajar.

D: ¿Efectos adversos?

MR: Dolor, inflamación (que no es mucha). Se pone un antiinflamatorio o un poquito de hielo si les molesta, a veces se toman algún antiinflamatorio común.

D: ¿Antibióticos?

MR: Uno o dos médicos en cincuenta que he escuchado mandan tomar antibiótico previo a los hilos.Yo no mando.

D: ¿Cómo quedan las caras y cuellos con hilos?

MR: Es un tratamiento que queda muy natural. A mí cuando me preguntan qué es lo más natural, que menos se note, que no quede grosero, que quede con una estética más fina, y… es el hilo. El hilo nunca, nunca te das cuenta.

D: Resultados óptimos…

MR: Te diría que entre los quince a veinte días, que es cuando desinflamó y queda lindo.

D: ¿Hacia dónde va la estética?

MR: Hacia la regeneración tisular. A buscar la bioestimulación, la estimulación del tejido propio. Buscar la naturalidad. Eso es lo que hoy día llaman “medicina antiaging”, que a mí no me gusta el nombre porque es “antiedad”… y la edad la vamos a tener igual, los años nos llegan a todos, es inexorable. A eso apunta la estética en el mundo entero.

D: Reflexión final.

MR: Empezar a cuidarse desde niñas (risas). Siempre sacarse el maquillaje, cuidarse del sol. La piel es una, no se repone. No podemos pretender tener la piel linda si comemos horrible, si fumamos como locas, si tenemos un estrés crónico espantoso. Ahí, no hay tratamiento que valga.

Y hacer las cosas de tal forma, que queden lo más natural posible. Tampoco intentar parecer diez años menor. Parecer de la edad, bien mantenida. Que no te pasó una tormenta por arriba y te destrozaron, ni tampoco la vieja recauchutada. Cuando vienen a ti a pedir asesoramiento, lo mejor es decirlo.

Info: Dra. Margarita Ramírez |Cel 099 306 999.

Por Dolores de Arteaga

Dress te recomienda siempre consultar a tu médico personal ante cualquier intervención.