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No hay una receta para educar a los hijos. Sobre todo, porque las generaciones cambian y cada una viene con nuevas necesidades. El único secreto está en entender el contexto en el que nacen los hijos para poder responder a lo que necesitan de la mejor manera.

La Generación Z, nacida aproximadamente entre 1996 y 2010, creció de la mano de las nuevas tecnologías. Consecuentemente, los jóvenes pertenecientes a este bache, se caracterizan por ser realistas, por preferir la imagen sobre el texto, por su capacidad de crear en el mundo digital y por estar constantemente proyectándose a futuro.

Muchos “Jóvenes Z” vivieron su adolescencia chateando por MSN, Facebook y actualmente a través de Instagram. En una nota de Galiana Legorburu en El Mundo (España) se destacan algunos conceptos del libro “Qué hacer para que tu hijo no sea un imbécil” de Deanna Marie Mason. En el mismo se habla sobre la importancia de que los padres de la Generación Z incentiven a sus hijos a interactuar en el ámbito familiar, para poder enfrentarse al mundo con la misma confianza que lo hacen a través de la pantalla.

Los Z, capaces de manipular varias pantallas a la vez, responden al mundo de la imagen más que al texto y, captar su atención regida por la impaciencia, se vuelve difícil. Una excelente práctica para trabajar la atención sonlos libros. Si bien los padres Z ya no tienen la influencia que podían tener sobre un hijo chico, sí pueden estimular a sus hijos a leer si encuentran un texto adecuado que los estimule.

En los libros no nos podemos saltear las páginas como en las series, ya que no podemos adivinar lo que se esconde en las páginas que decidimos omitir. Leer lleva su tiempo y requiere de completa atención. Es todo lo que necesita un joven Z.

Los pertenecientes a esta generación manipulan la tecnología con suma facilidad, dado que crecieron con la misma. Es complicado para los padres de los Z más chicos, nacidos cerca del 2009, controlar lo que sus hijos consumen. Si bien pueden restringir aquello que miran en Netflix, bloquear no es la solución. Si los Z quieren ver algo, nadie lo podrá evitar. La clave entonces, no está en programar las computadoras y los televisores, sino en educarlos con respecto a los contenidos y confiar en que lo hicieron bien.

Si son padres de esta generación, ¡no se asusten! Son jóvenes increíbles, con facilidad para aprender por su cuenta y gran madurez, pero, como los de cualquier época, con algunos puntos a observar con mayor atención.

#MamisWeekbyDress

Por Camila Galfione