Por Dolores de Arteaga

Conversar con Cecilia Vitola es un viaje. Para algunos, sin boleto de regreso. Y los que retornan al punto de salida, seguro va a ser desde otro lugar. No van a volver a la zona de confort de la misma manera.

Cecilia se dedica a la medicina funcional integrativa. La terminología suena rimbombante, pero el desafío más grande se encuentra en su significado. Es integrar el ser, el cuerpo, la mente y el alma.

De carisma envolvente, el discurso de Cecilia suena convincente. Sus palabras invitan a detenernos. A pensar. A reflexionar. A resignificar la pregunta “¿Somos lo que comemos?” Sus argumentos cierran por todos lados. Siempre dándole la derecha a la evidencia científica. Cecilia es médico egresada de la UdelaR, estudió medicina china en la escuela Neijing en Uruguay, medicina orto-molecular, e hizo varios posgrados de acupuntura. También se formó con el doctor Gabriel Cousens en lo que es alimentación consciente.

Dress: ¿Cómo empezaste este camino?

Cecilia Vitola: Por patologías mías. Tenía dolores de cabeza muy fuertes, no podía doblar el cuello por las contracturas. Era adicta a los analgésicos intravenosos, porque no podía atender pacientes si estaba con dolor. Tenía distensión abdominal. Y también tenía otras “itis”, inflamaciones.

Mi profe de acupuntura me dijo que retirara los lácteos. Me costó un año dejarlos, pero eran ellos lo que me causaban dolor. Estudié mucho, necesitaba el aval científico para convencerme.Y probaba todo con el cuerpo. Me llevó un año y medio en total dejar alimentos e integrar todos los cambios.

D: ¿Somos lo que comemos?

CV: Sí, pero también somos lo que abrazamos. La nutrición trasciende lo que nos llevamos a la boca. No alcanza solo con la comida. Somos emoción, somos vínculo. Por eso digo que no te lleves tus viandas con comida distinta a los demás, no te separes, llevá para compartir.

D: ¿Es difícil llevar este tipo de alimentación en un mundo que va por otro lado?

CV: La clínica brinda mucha contención. Hay mucho feedback si se sienten mal o alterados. Si van a una fiesta tenemos el “SOS me fui de fiesta”. El SOS es un montón de licuados, jugos y tés para que te desintoxiques el día después. Tenemos tipspara viajar. Podés equilibrar. El equilibrio es de cada uno, no es extrapolable. Capaz que el gluten no te cae mal, pero lo lácteos te parten al medio. Tenés que hacer una auto investigación.

D: ¿A qué llamarías alimentación consciente?

CV: La alimentación consciente es cómo comes, por qué comés, dónde comés. Por más que yo esté comiendo hojas con hamburguesa de quínoa, si lo hago mientras miro el informativo o pendiente de que mi paciente está en CTI, no me va a caer muy bien la comida.

No se come solo con el aparato digestivo. Prefiero que comas un chocolate y estés feliz o que lo compartas con tus amigas, a que todos estén comiendo chocolate y vos estés con una nuez.

D: Alimentos saludables.

CV: Para mí sería lo real, lo que nos da la tierra. Los podés manipular, hacer en conservas. Lo que viene empaquetado, uno tiene que dudar. Sospechar de cosas como, por ejemplo, si sabemos que la mayonesa tiene cuatro ingredientes (aceite, huevo, sal y pimienta), ¿por qué tiene trece ingredientes el paquete? Si un pan es harina, levadura, agua, sal y aceite, ¿por qué tiene diez aditivos?

D: ¿Qué me decís del alimento cómo medicina?

CV: Eso es lo que hago. El alimento como medicina es el alimento real. Pero no es el comestible. Hay que diferenciar que el alimento es aquello que te va a nutrir. No todos los alimentos que están en la tierra son para ti, algunos te pueden caer mal. Capaz que tu cuerpo lo rechaza, y es válido que lo haga. Además, compartimos la tierra con un montón de otros seres. Capaz que no es para vos, pero es para el pajarito.

Comestible es aquello que puedo comer, pero no necesariamente me nutre. Hoy por hoy estamos alimentándonos de comestibles, soportándolos. Cuanto menos manipulado sea el alimento, mejor. Las cosas manipuladas tu cuerpo no las entiende.

D: ¿Qué opinás de la ley de etiquetado de alimentos?

CV: Hoy me vino un paciente que trabaja en el gobierno y me preguntó si estaba contenta con esa ley. Y no estoy contenta. Es una mentira. Las bebidas cola light no son altas en grasas, en calorías, no tienen azúcar ni sal, y no por eso son saludables. Sin embargo, unas galletas de maíz, que tienen maíz, sal y nada más, las ponen altas en calorías. Cuando yo me como un paquete o solo dos de esas galletas, y después hago ejercicio, quemo las calorías. Sin embargo, los efectos de las bebidas cola quedan en mi organismo, son mucho más letales que tres galletas de maíz. Hasta en ese sentido hay una mala información. Es triste. Los productos light engordan, son cancerígenos y generan diabetes.

D: ¿Consecuencias de una mala alimentación?

CV: Los dolores articulares, el cansancio, el insomnio, la infertilidad, el autismo, las enfermedades  autoinmunes. Y la gente no las asocia a una mala alimentación.

D: ¿Desintoxicaciones?

CV: Una o dos veces al año. Tenemos sistemas de desintoxicación que a veces están atorados. Si un perro cuando esta intoxicado come pasto para vomitar, es porque la desintoxicación está en la base de los animales. Los ayunos siempre se hicieron. La desintoxicación es un apoyo más al organismo para liberarse. Nuestra propuesta no es desconectarse, es conectarse. Conectate contigo, entendete, viajate, conocete. Y si podés viajar a través del alimento y te da herramientas, esa es otra. El alimento como herramienta.

D: La pregunta del millón. ¿Qué es lo que hace a Cecilia Vitola salirse del plan?

CV: La tortilla de papa de mi abuela, el champán, el vino y las papas fritas de verdad. Esos siempre fueron mis permisos.

D: Para terminar…

CV: Lo que hago me enamora. Mi musa inspiradora son los pacientes. Yo estoy triste, vengo al consultorio y se me va todo.