Entrevistamos a una experta en manos, Valen Móvil.

Valentina Giménez atiende no solo a gente de la farándula uruguaya, sino nada más ni nada menos que a nuestra primera dama, Lorena (Loli) Ponce de León. 

Por Dolores de Arteaga.

Hoy día, con la exigencia estética en la que nos encontramos inmersos, “hacerse las manos”, o “hacerse la manicura”, como le llaman en otros países, es cosa de todas las semanas. Pasó a ocupar un lugar más que importante en nuestra agenda semanal. En algunos casos, el tema de las manos es cada 10 días…

Por tal motivo consultamos a Valentina Giménez, más conocida como Valen Móvil, experta en manos, quien atiende a nuestra primera dama Lorena “Loli” Ponce de León.

Les presentamos a la genial Valentina Giménez, quien llega a tu casa en su llamado “Valen-móvil.” Es una trabajadora incansable. Una persona que se adapta a todas las circunstancias y a todos los hábitats. Ella creó técnicas propias, que en cualquier momento las patenta (esto lo digo yo). Vive soñando sueños reales y haciendo proyectos a un futuro cada vez más cercano. ¿Por qué digo “cercano”? Porque Valentina, con quien tuve el placer de hacerme las manos durante años, es un ser que arremete. Siempre para adelante. La fuerza y el “no quedarse” son parte de su ADN. Un ser apasionado. Su misión en esta Tierra es dejar las manos y lo pies divinos a la persona que toque en gracia sus manos mágicas. 

Dress: Valen, contanos algo de vos…

Valentina Giménez: “Me llamo Valentina Giménez, tengo 32 años… casi 33 (risas), bueno, en realidad, quien me patentó… tengo que decirlo, es el presidente de la República, Luis Lacalle Pou, quien un día me dijo: “ Valen-uñas… ta, vos sos ´Valen-móvil´ (risas), y quedó así. Desde hace tres o cuatro años que quedé “Valen-móvil”, cuando empecé a hacerlo a domicilio…”. 

Soy discreta con las clientas, creo que me muevo bien. Porque mi prioridad es el trabajo, mi trabajo. Entonces creo que eso hizo que pudiera mantener en el tiempo a personas, personalidades o figuras importantes. Y creo que esa libertad y esa confianza se construye. Realmente hoy por hoy puedo decir que sí, que soy una privilegiada, pero a base de trabajo, sacrificio, esfuerzo, y de saber cómo actuar en diferentes situaciones.

D: ¿Dónde te formaste?

VG: En la UTU; allí hice el curso completo de 3 años, que tenía todo. Lo hice en tiempo y forma; cada examen en la UTU es eliminatorio y hay que arrancar el curso de cero. De 32 que nos presentamos, más o menos, nos recibimos 5. Así que súper orgullosa de ese logro… Inclusive el título de podóloga es aprobado por el Ministerio de Salud Pública, cosa que no es menor. 

Y después, cuando salí de ahí, sabía que lo que quería hacer era pintar uñas, así tal cual como se lo dije (risas) al esposo de mi madre. 

D: ¿Enseguida empezaste a trabajar?

VG: Y arranqué muy chiquita, con 17, 18 años. Mientras estaba estudiando entré en una peluquería, en Malvín (en la que trabajé 3 o 4 años), que a los pocos meses se mudó a Carrasco, y arranqué haciendo todo. Pero obviamente, cuando me sentaba en el carrito de las manos, daba que hablar (risas). Las clientas quedaban chochas y yo estaba en mi mundo ideal. Ahí descubrí que esa era mi gran pasión.

Cuando la peluquería se mudó a Carrasco, arranqué chocha y con un público detallista, que fue el que realmente me educó. 

D: ¿Qué te transmiten unas manos hechas?

VG: Unas manos hechas transmiten poder, resiliencia, compromiso, personalidad. Es una manera de comunicar algo. Nosotros hablamos con las manos. Y creo que es una manera de completar un outfit desde el momento uno. 

D: Sos famosa por tus uñas y pies, que rayan la perfección.

VG: Es un todo para mí. Para llegar a la perfección, hay que estar en el detalle. Y el detalle en cada paso. No me conformo mucho con las cosas que (risas) no me salen… Fue como que junté todo: la profesión que tuve, la escuela de los lugares en los que trabajé, la experiencia, lo que me dicen las clientas, lo que te enseñan las mismas marcas. Fue como que de todo traté de filtrar, e hice mi propio procedimiento y mis propias técnicas. No me guié por un libro ni por un manual, ni por lo que dice tal o cual. De todo, hice el formato que a mí me quedaba más cómodo.

D: ¿Por qué creés que el hacerse las manos, hoy día, se considera como algo poco menos que “de rigor”?

VG: Yo creo que el hecho de que la mujer del Siglo XX y del XXI elija tener las manos bien, prolijas, y espera que le duren, va acompañado de toda esta evolución y actividad de la mujer. En el mundo me refiero. La realidad es que hoy la mujer necesita rapidez,  no esperar horas a que las uñas se sequen, necesita estar impecable con las uñas con brillo, no cascadas, no saltadas; necesita practicidad y eficacia a la hora de estar impecable. No lo veo como un lujo, lo veo como algo necesario para la mujer de hoy. 

D: ¿Creés que sos una experta haciendo las manos?

VG: ¿Si me creo experta? ¡Totalmente! Espero que no quede soberbio, pero creo que sí, que podría hablar horas de las manos, de sus cuidados, y de cómo estar impecables siempre. 

D: ¿Hay mucha competencia?

VG: Yo creo que sí, que ha crecido muchísimo el rubro, pero he trabajado para que eso suceda. De todas nos nutrimos. Cuando yo empecé, era “la chica que hace las manos”.  

Entonces, el reivindicar a la manicura es algo que intento hacer desde que soy muy chiquita. El hecho de que hoy existan un montón de manicuras, a mí no me genera competencia… Me genera felicidad que el rubro esté tan en lo alto, en este momento, y que se valore tanto. Respeto a todas las colegas, y me encanta que este rubro se haya empoderado también. 

D: ¿Creés que está de moda el tema de “hacerse la manicuria”?

VG: Siempre va a haber trabajo de esto. “Esta moda”, entre comillas, porque reconozco que no es una moda (si bien es una profesión que hace 15 años atrás no era furor, como lo es ahora), reivindicó justamente a la manicura. Vino para quedarse.

Podrán variar, y podrán ser más excéntricas a futuro, o más sobrias; más largas, más cortas; más flúo; con glitter; con más brillo… Pero creo que eso es lo que va a variar. El hecho del cuidado de las manos y los pies, es lo que para mí ya se implementó.  

Lo que sí considero que no pasa de moda, es la perfección, que es ahí donde nosotras hacemos la diferencia. Creo que la moda en las uñas no está en hacértelas o en no hacértelas, sino en los tonos, en los colores, en los diseños (nosotras no realizamos diseños).  

D: ¿Cuál es tu tipo de público?

VG: El público que me contacta a mí, ya sabe que voy a ir a la casa, y es un público que necesita practicidad, que de repente quiere economizar los tiempos, que no le importa si están los hijos o si está el marido. Lo que le importa es que si tiene ese huequito al mediodía, o que puede trabajar o almorzar mientras está conmigo, simplifica el tiempo… 

Entiendo que hay público para todas las colegas. Está también, a la que le gusta ir, y ese es un público que está yendo a Malvín. Cuando me dupliqué me sorprendí. ¡Fue un éxito! 

D: Contame de Malvín. ¿Por qué decidiste abrir un local?

VG: Porque me topeé. El cuerpo lo siente. Necesitaba duplicarme.

D: ¿La pandemia te afectó?

VG: En lo personal, no nos afectó para nada. Fue el año que más trabajé, y luego de duplicarme, el que más trabajamos. Nunca había tenido la demanda que tuvimos el año pasado, y el comienzo de este año. 

Tengo un protocolo bastante estricto. Me interioricé en cómo debo hacer, y respeto ese protocolo a rajatabla. Tengo clientas médicas, infectólogas y virólogas, que me han educado y me han hecho un prontuario de lo que necesito hacer y cómo.

D: ¿Tenés tips personales?

VG: Sí, sí, los tengo. Y fui adquiriendo en el correr de los años de profesión un montón, y ahora tengo uno personal, con todo este tema del debilitado de las uñas y el esmaltado semi-permanente, que es un éxito. Es una técnica personal, muy, muy personal, que hace que la uña no se debilite, se mantenga fuerte, te puedas esmaltar con esmaltes semi-permanente y sepas que el día que te lo retire, y cuando te lo quieras cambiar o lo que sea, tenés la uña perfecta. Sana y fuerte. Ese es mi mejor tip y mi mejor invento. 

D: ¿Qué se siente hacerle las manos a la primera dama uruguaya, Lorena Ponce de León?

VG: A Loli la conocí… es que para mí es Loli (risas), hace ya como 4 años, a través de una clienta que hacía muchos años atendía. Cuando descubro que esta clienta es muy amiga de ella, le ofrezco obsequiarle unas manos a Loli, para que conozca mi trabajo. Y me llamó enseguida… ¡una adoraaada! Realmente, con una simpleza… Nunca jamás quiso aceptar un obsequio… Nunca lo aceptó de hecho, me quiso pagar desde el momento uno. 

D: Te llaman “La manicura de los famosos”. ¿Qué decís de esto?

VG: Si bien en un momento se hizo vox populi, creo que también tiene muchos condimentos. 

Hoy día estoy atendiendo a Claudia Fernández, a María Noel Riccetto, a Chris Namús (que está yendo al espacio de Malvín),  y obviamente a Loli (Lorena Ponce de León). La realidad es que creo que pasaron todas las comunicadoras por mí. 

 D: ¿Recomendás utilizar filtro solar para las manos?

VG: Protector solar y aceite de almendras, para mí, te diré que es lo único indispensable. Porque con el protector solar solo, lo que hacemos es evitar el envejecimiento de la piel, así como en la cara; evitar manchas. Y, lo que hacemos con el aceite de almendras es no solamente hidratar, sino fortalecer la uña. Que en el caso de que no las tengamos esmaltadas, el aceite de almendras directo en la uña es lo que más la ayuda a crecer y a mantenerse fuerte. Mujer 2020: practicidad.

No dejemos de lado a los pies, que yo le doy la misma importancia que a las manos. En los pies, lo mismo. El aceite de almendras: talones, cutícula, todo. 

D: ¿Qué opinás de los productos orgánicos, ecológicos?

VG: Sí, soy muy pro de todo lo natural. De hecho los productos que uso, también, la mayoría son orgánicos y naturales. También todo eso se ha aggiornado. Todo lo que hacían las abuelas en su momento, hoy por hoy está en productos envasados y más comercializados. Pero sin duda, que funcionan, ¡funciona! Dentro de la estética se está empezando a cambiar el chip, y la verdad que lo celebro.

D: ¿Qué me decís de los colores de moda?

VG: Nunca el color de moda es el color que más me piden. Tengo un público sobrio, clásico, que elige la elegancia, lo sofisticado, lo que acompañe sus looks; no llamar demasiado la atención, no quedar border

Si a mí me preguntás lo que más me piden, el color que más uso, es el berenjena y el french. O el “Vía Láctea. Obviamente el berenjena es el top ten del invierno, y el “Vía Láctea” es el top ten del verano

Obviamente trato, que es mi misión como profesional, hacer como el proceso y el filtro de lo que se está usando y está de moda, de traerlo a mis clientes. Entonces trato de que si un color pastel está de moda, conseguirlo en unos tonos menos, tal vez. Y, gradualmente, irlas adaptando. Empecé en su momento a moverlas un poco del “Vía Láctea” hacia el nude

Creo plenamente que si bien me siento una educadora de cutículas y de cuidado de manos, también he ayudado a desestructurar un poco a mi público, y que se animen un poco más. Y a mostrarles que igual pueden estar elegantes y sofisticadas con ciertos colores, con ciertas técnicas y cosas distintas

D: ¿Qué opinás del esmaltado permanente? ¿Es un mito o es verdad que debilita las uñas?

VG: Lo que debilita las uñas, es el retirado. Yo inventé una técnica personal para que el retirado no sea invasivo y no debilite la uña, y que justamente hace que la uña queda intacta, fuerte; para que acompañemos el crecimiento de esa uña natural, y se mantenga ¡sana! Es inviable que la uña se mantenga perfecta si el gel se retira cada 20 días de una manera invasiva (y lo firmo donde quieran).

D: ¿Cómo te ves a futuro?

VG: A futuro me gustaría que esto fuera una franquicia, que realmente yo pueda tener varias funciones. 

Me interesa capacitar chicas; tener como una agencia de manicuras, por así decirlo. Donde yo capacite chicas. Entonces yo te doy la seguridad de que esa chica está aprobada por el Ministerio de Salud Pública. Dar como un detalle de la personalidad, de todo, hacer como un balance de la persona. 

Hoy por hoy, la prioridad es duplicarme, triplicarme en realidad (risas), porque duplicada ya estoy. Y poder estar instalada en un espacio propio, y no estar subalquilando diferentes lugares, sino tener mi lugar donde yo pueda ambientarlo como quiera. 

D: ¿Alguna anécdota?

VG: Una cosa muy peculiar que me pasó, y que me pareció genial, fue que cuando vinieron Joaquín Sabina y Joan Manuel Serrat al Antel Arena, la que me pidió hora fue la corista de Joaquín Sabina. Me pidió hora porque todos los lugares donde preguntó por manos y pies me recomendaron. La atendí a las once de la noche, en el Radisson, unos días antes del primer recital. Me invitó al concierto en primera fila, después me hizo pasar al camarín. Terminamos comiendo empanadas y tomando champagne con ella en el camarín. Conocimos a Joaquín Sabina…

Esa fue como “wow”, la última anécdota que te puedo decir que me impactó. Aparte, desde el escenario, me mostraba las uñas. Fue realmente un mimo al alma. 

D: ¿Qué te deja tu trabajo al final del día?

VG: Poder dejar algo en cada casa, o en cada lugar, o en cada trabajo. Donde algo me haya dejado un signo de interrogación, bueno, capaz que ese día no fue un día completo. Yo, cada día que salgo lo doy ¡todo! Y… creo que la vida me está dando todo.

D: Reflexión final…

VG: Cada clienta es un mundo. Me abren la puerta y es como que entro a un cuento distinto a cada rato. Me divierte muchísimo trabajar a domicilio. Esa diversidad que tengo en el día a día me genera adrenalina, como que me desafía. Me fascina. 

Info:

Valen Móvil Nails

(Valentina Giménez)

Cel. 092 642 510

Intagram: @valenmovilnails