Es una opción muy personal. Por eso consultamos a la estilista profesional Pato Falero, de la peluquería Nivel 1, para que nos dé su punto de vista.
Por Dolores de Arteaga
A algunas personas las canas empiezan a brotarle en la veintena. En forma repentina se encuentran, sin exagerar, de un día para otro, con una raya blanca en la mitad del cuero cabelludo. Es algo masivo. En otras personas, este proceso se da en forma progresiva, lenta. Son los casos en los que hilitos de cana enrulados o lacios, apenas se dejan ver. Pero estos mismos movimientos, y de la misma manera descripta, pueden suceder en cualquiera de las décadas. Eso sí, ya llegando a los cuarenta o a los cincuenta, la realidad de las canas se hace omnipresente. Raros son los casos en que pisando la cincuentena tengan pocos pelos blancos. Todo puede pasar. Es un tema genético en un cien por cien.
El intríngulis es algo parecido al “Ser o no ser” de William Shakespeare (la primera oración del soliloquio de la obra Príncipe de Dinamarca). Pasa a ser casi un tema filosófico, de elección de vida. Porque la profundidad no solo está en los libros de filósofos, psicólogos y autores rimbombantes.
Detrás del cuestionamiento:
“¿Me dejo las canas o me las tapo?”, puede haber una gran filosofía de vida.
Dress consultó a la estilista Pato Falero, de la peluquería Nivel 1, con gran experiencia en el rubro estético.
“En referencia a ´la cana sí, o la cana no…´, ¡la cana no! Las canas hay que taparlas ´sí o sí´, o hay que tratarlas ´sí o sí´
Hoy contamos con muchas alternativas para tapar la cana, que puede ser un tapado real al 100 %, o un tapado semi-permanente que quede con un reflejo, o camuflajear la cana, por medio de pigmentos orgánicos: hennas; hennas de la India o hennas de Marruecos.
Por otro lado, puede haber un look que es dejarse la cana, pero tiene que coincidir el perfil de esa mujer para saber llevar ese look.
Debe de ser un pelo muuuy cuidado, muuuy tratado, con una cana blanca, con un contraste de mechas oscuras (que nosotros le llamamos ´la contra-mecha” en oscuro), para generar profundidad a la mirada.
Y, además, debe de ser con pelo corto. Cabello corto. Un bob, un “mini-bob”. Algo donde la mujer refleje antes que nada la elegancia y la distinción.
De lo contrario, si tu personalidad es más informal, sos muy, digamos, deportista, tu apariencia es más descontracturada, no aconsejamos dejar la cana; y ´sí o sí´ debe ser tapada total o parcialmente.
La única duda de Dress, ante esta explicación tan clara y con tanto sentido, es la siguiente:
¿Qué es tratar las canas?
Pato nos contesta, fluida como es ella para sus respuestas: “…que si tenés canas amarillas, hacerle baños de colores de brillo, tirando al gris, al plata. Porque hay una cana que es amarillenta, fea. E hidratar, hidratar, hidratar, pero con determinados productos especiales para canas. Cada laboratorio tiene productos para pelo con color, para pelo sin color, para pelo natural, para pelo fino, débil, para cana (ahora). Es un estilo de pelo que se trata y tiene una línea típica para él”.
Como reflexión final, nos gustaría dejar en claro que, más allá de que las personas decidan o no lucir sus canas al viento, estas últimas están viviendo sus cinco minutos de gloria. Nunca tuvieron tanto protagonismo.
Chapeau a las mujeres (y por qué no, a los hombres), que tienen tanta personalidad y estilo, que toman menuda decisión.
Agradecimiento:
A Pato Falero, directora y estilista de la peluquería Nivel 1.
Dir.: Cartagena 1700 Esq. Rivera (Carrasco)
Tel.: 2 604 84 11
Ig: @nivel1



